Después de un disparo de Toni Kroos, el balón salió rebotado al pecho de Bruno Soriano para rozar luego su mano izquierda. Gil Manzano, sin embargo, creyó ver manos intencionadas, y pitó así el penalti que, después de convertirlo Cristiano Ronaldo, ponía el 2-2 en el marcador del Estadio de la Cerámica. Fue la clave del partido, un momento de inflexión en el encuentro que cambió la dinámica para que Álvaro Morata hiciera minutos más tarde el tercero dando la victoria al Madrid.
Fueron involuntarias
El capitán del Villareal explicó al acabar el partido en una entrevista a pie de campo que le dijo a Manzano que “no puede cortarse las manos”, y que la jugada no fue intencionada. El árbitro hizo caso omiso y procedió a señalar la pena máxima.
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Gil Manzano, recordemos, fue el colegiado que expulsó a Luis Suárez en semifinales de Copa en el encuentro que enfrentaba al Barça y el Atlético por doble amonestación, señalando después en el acta que el uruguayo no quiso abandonar el terreno de juego y encaminarse a los vestuarios. El Comité decidió poco después sancionar a Suárez con dos partidos, con lo que el ‘9’ del Barça se perderá la final de Copa frente al Alavés.