Zidane genera muchas dudas... ¡y Mourinho ya calienta!
Cuando Zinedine Zidane llegó por primera vez al banquillo del Real Madrid, se encontró con una plantilla hambrienta, compensada y de calidad. Solo tuvo que hacer valer su cautivadora personalidad para embrujar a los futbolistas que explotaron su mejor versión para escribir una de las páginas más brillantes en la historia del club. Pero eso es pasado. El francés, y en especial el responsable de todo, Florentino Pérez, se han empeñado en vivir de aquello sin reparar en dos cosas: en que no es la misma plantilla compensada (sin Keylor, Pepe, Kovacic, ni Cristiano Ronaldo) y que no tienen el mismo hambre. Y que a Zidane se le han agotado esos recursos empáticos de mito que disfrazan sus limitaciones tácticas.
REPASO DE TUCHEL
El alemán <strong>Thomas Tuchel </strong>le dio un repaso táctico en toda regla que acabó en un<strong> 3-0 para el PSG</strong> en el debut europeo, y gracias, porque jugó sin su tridente mortal: Neymar, Cavani y Mbappé. Zidane volvió a dejar al descubierto sus carencias y a demostrar que no tiene un plan definido de juego y mucho menos una salida de urgencia. Un equipo que se rompe sistemáticamente por el mismo sitio, en su desconexión entre líneas ante la incapacidad del francés de construir un bloque desde atrás o de buscar soluciones a esas vías de agua.
El Real Madrid actual es un equipo quebradizo sin balón, que encaja goles con facilidad: nueve en seis partidos esta temporada y 41 en los 23 partidos (pretemporada incluida) que lleva dirigidos desde que regresó en marzo pasado. Unos datos que van a peor por la falta de pegada: 39 goles, dos menos de los encajados. El resultado es que ha perdido más puntos (36) de los que ha ganado (33). Por mucho menos Florentino Pérez ha cortado muchas cabezas de entrenadores.
DESCONEXIÓN TOTAL DE LÍNEAS
El Real Madrid fue en París el mismo equipo depresivo del último año. Zidane fue incapaz de leer los defectos de su equipo. El principal, no corregir a sus dos centrales, ordenándoles que adelantaran líneas. El PSG jugó juntito, en 20-30 metros, y el Madrid, estirado, en 40-50. Esto provocó una desconexión total en la presión, que facilitó la tarea al rival que disfrutó de espacios con total libertad. Verratti y Gueye reinaron en la medular con 13 recuperaciones en la presión para abrumar a Carvajal, Varane y Militao ante Di María, Sarabia e Icardi, que tenían pasillos libres por donde entrar. Solo Mendy mantuvo el tipo por su físico.
El producto de tanta desconexión hizo que el Real Madrid no tirara a puerta en los 90 minutos de partido. Fue un homenaje a Keylor Navas en toda regla. Y todo porque Zidane volvió a dejar al descubierto sus escasos recursos tácticos. Su mano blanda toca fondo con una plantilla fundida y pone en peligro la credibilidad de Florentino Pérez por insistir en mantener un ciclo caduco que cansa a la afición. Pero solo se cubrirá las espaldas cuando el Bernabéu se vuelva contra el palco y pida su dimisión. Entonces caerá Zidane con Mourinho calentando en la banda.
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