El Madrid no duda en la Champions
El conjunto blanco se asegura el primer puesto con otra demostración de contundencia
El encuentro estuvo marcado por los tres penaltis y la ingenuidad del conjunto escocés
El Madrid juega la Champions anclado en su historia con la competición. No hay otro equipo que compita con esa naturalidad como si tuviera, de antemano, ganada la batalla anímica. No es un equipo perfecto ni mucho menos constante, pero no hay otro tan difícil de intimidar. Hay partidos, donde chirría, como si fuera un equipo menor, pero termina resolviendo los partidos con la rotundidad de los equipos campeones. La fórmula es tan obvia como definitiva: el dominio de las áreas.
Ante el Celtic, uno de los peores equipos de la competición, necesitaba ganar para ser primero y ganó. Pero durante muchas fases del partido defendió sin orden, concedió ocasiones y estuvo expuesto a otro resultado. No es un panorama nuevo, cuando el Madrid se pierde, el rival encuentra a Courtois. El meta belga paró un penalti a Juranovic valiéndose de una envergadura: se estiro y desvió el balón con los puños.
Habría sido el 2-1, pero no se movió el 2-0. También fruto de dos penaltis, por tocar el balón con la mano, que fueron una fotografía, entre la inocencia y la torpeza, de los escoceses. Modric, primero, y Rodrygo, más tarde, sí acertaron desde los once metros con precisión quirúrgica.
Química brasileña
Fueron minutos de idas y venidas: de carreras afiladas de Vinicius y lujos de Rodrygo. El ex del Santos maneja los tiempos del fútbol: sabe cuando ofrecerse, regatear o tirar el pase. Su habilidad para frenarse en plena carrera y su juego de amagos son una agonía para los rivales. Su influencia recuerda a la de Benzema.
El brasileño ordenó el ataque de un Madrid frenético en algunos momentos. Los blancos crujieron al Celtic en la segunda parte a base de golpes. Golpes cortos, con transiciones rápidas, y golpes largos masticando las jugadas. Asensio disipó cualquier duda con un gol marca de la casa: una espectacular volea a pase de Carvajal. Aunque desde la lesión haya perdido registros, su disparo sigue siendo un arma poderosísima.
El tercer gol del Madrid fue fulminante para el Celtic, que se agobió y se dedicó a sobrevivir. Lo aprovechó el Madrid para divertirse y hacer sangre. Primero con un tanto de Vinicius, que no paró hasta marcar. Es su temperamento: su insistencia puede resultar desquiciante para cualquier rival. También su tendencia a sobreactuar cuando nota algún contacto, una actitud cada vez más irritante.
El brasileño aprovechó un centro medido de Valverde, tan hiperactivo como de costumbre, para enviar el balón a la red. Lo celebró con un baile que disfrutó el Bernabéu. Precisamente Valverde redondeó el marcador con un potente disparo desde la frontal a pase de Lucas Vázquez. El Celtic maquilló el resultado con un golazo de falta de Jota en los últimos momentos. Fue solo una anécdota: el Bernabéu disfrutó del 5-1 y de un Madrid que nunca duda en la Champions.
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