Florentino Pérez, presidente del Real Madrid, se está viendo obligado a rediseñar una vez más su política de fichajes por la cada vez más imparable presión de los clubes que están en manos de estados, caso del PSG con Catar o del Manchester City con los Emiratos Árabes Unidos, por citar los ejemplos más vistosos, o oligarcas multimillonarios.
El máximo dirigente blanco apostó durante muchos años por los fichajes a golpe de talonario. Eran los albores del siglo XXI y su política le granjeó tanto la admiración del madridismo como las antipatías de sus rivales. Pero el uso abusivo del talonario con los galácticos tampoco le reportó los beneficios deportivos que buscaba, aunque sí los económicos, porque en base a aquella política primigenia fue construyendo una economía más sostenible.
Con el paso del tiempo y la irrupción de los clubes estado y las fortunas multimillonarias que compran clubes, el camino se le ha ido cerrado a Florentino Pérez. La competencia se ha desbordado y el club madridista ya no puede competir en un mercado desorbitado.
PRIMER RECURSO
La imposibilidad de competir con el City o el PSG llevó a Florentino Pérez a utilizar como primer recurso los fichajes de jóvenes promesas que podían salir bien (Varane, Vinicius o Rodrygo) o mal (Odegaard, Vallejo o Reinier).
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La nueva apuesta del presidente madridista es fichar jugadores que acaban contrato. El club se salió con la suya con Alaba o Rüdiger, pero no ha podido cerrar la llegada de Mbappé.