Bale-Zidane, queridos enemigos
Zinedine Zidane y Gareth Bale vuelven a protagonizar otro episodio de desencuentro después de que el francés dejara en el banquillo al galés en el partido ante el Eibar. El jugador esperaba ser titular pero se quedó en el banquillo y jugó los últimos treinta minutos. Lo hizo con una indolencia que no gustó nada al entrenador, que le dirigió varias miradas cuando reprendió al equipo en el minuto de refresco por el lamentable juego que estaban desplegando ante los armeros.
A nadie le ha extrañado que Bale no se entrenara ayer y en el de esta mañana volviera a quedarse en el interior de las instalaciones de Valdebebas. Es su forma de proceder en cuanto tiene el más mínimo síntoma de dolor, aunque puede responder también al enfado por quedarse fuera. El galés se protege de sus problemas físicos prohibiendo a los médicos madridistas emitir partes médicos de su estado, por lo que nunca se sabe si realmente está o no lesionado.
EL BAJO RENDIMIENTO DEL GALÉS
Zidane ha demostrado que no se casa con nadie, salvo con Benzema. Ha defendido al galés cada vez que se le ha preguntado esta temporada, cambiando el discurso de su primera etapa en la que decidió mandarlo al banquillo por sus bajas prestaciones y la irrupción de Isco. Con el malagueño el equipo ganó en equilibrio y eso desquició al galés. Pero Bale explotó en la final de Kiev con dos goles ante el Liverpool, uno espectacular de chilena, que dieron la Champions al Madrid. Bale aprovechó el minuto de gloria para expresar su deseo de irse si no era titular.
Pero Zidane renunció al puesto días después, Florentino Pérez vendió a Cristiano y Bale decidió quedarse para liderar el proyecto sin el francés y el portugués. Pero aquello quedó solo en un propósito, porque el galés no ha sido el jugador esperado, más bien es un imán de críticas por su excentricidades y bajo rendimiento. Zidane quiso hacer borrón y cuenta nueva en su regreso, pero el galés se lo está poniendo tan difícil que el distanciamiento vuelve a ser una realidad y su relación es meramente profesional. Una situación que perjudica al galés si rinde como lo está haciendo.
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