No podía haber una final sin una polémica. En la final de la Supercopa de España en Riad entre el Athletic Club y el Real Madrid, el club de Bilbao reclamó una pena máxima por unas manos de David Alaba antes de llegar al cuarto de hora de partido.
El central merengue cortó con la mano un pase de Williams dentro del área, pero el colegiado César Soto Grado, que estrenaba internacionalidad en este partido, no vio nada punible. Y tampoco el catalán Medié Jiménez en el VAR.
Las directrices de los árbitros a principio de temporada indican lo siguiente:
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"No se considerará infracción las manos apoyadas en el suelo o que se dirijan hacia el apoyo en el suelo. No es infracción esa mano que se use como herramienta de soporte para mantener el equilibrio, como por ejemplo, si el jugador cae y la mano o el brazo quedan entre el cuerpo y el punto de apoyo en el suelo, pero no alejadas del cuerpo hacia un lado o en vertical".