El 1x1 del Real Madrid ante el Sheriff

Nada pudo hacer en el cabezazo de Yakhshiboev y demostró que con la pelota en los pies es terrenal. Estuvo a punto de liarla parda con una salida que casi desemboca en el 0-2. Se santiguó después de que el VAR anulara el 1-2 a Bruno y no le quedó otra que aplaudir el trallazo de Thill.

Es un parche falto de adhesivo y que no acaba de tapar los agujeros. Ni en la izquierda ni en la derecha ni como central. Actitud, eso sí, impecable. Su rendimiento no es para ser titular en el Real Madrid. El 0-1 viene por su banda. En ataque, mejor ni hablar. Tuvo el empate y remató a Concha Espina.

El brasileño pierde la concentración con suma facilidad. Sale retratado en la acción del 0-1, donde Yakhshiboev le gana la espalda. Sufre para salir con la pelota controlada y suple sus carencias con velocidad y anticipación. Necesita serenarse para convertirse en un central de primer nivel.

El austriaco llegó con la vitola de director general y, de momento, no pasa de ser un mero capataz. Le puede el ansia e intenta pisar zona de ataque con frecuencia. En defensa, que debe ser su cometido principal, deja mucho que desear en labores de marcaje. Su rapidez y habilidad en el corte le permiten corregir errores de posicionamiento.

Ni fú ni fá. Con Mendy y Marcelo lesionados, al canterano le ha tocado la primitiva de la titularidad. Cumple sin alardes. La precisión en los centros, su aspecto a mejorar.

Nadie duda de su poderío físico. Está hecho de otra pasta. Suma kilómetros con pasmosa facilidad. Tuvo un disparo franco en el primer tiempo que envió a las nubes. Ancelotti le reconvirtió a lateral diestro con el Madrid volcado en pos del triunfo y sonrojó a Nacho en pocos minutos. Pudo empatar en el añadido con un zurdazo que repelieron entre un defensa y la cruceta.

Fue al choque con Addo y salió trasquilado. El africano le dio de su propia medicina y el brasileño le reprobó la acción. Le quema la pelota en los pies. Acabó con una tarjeta amarilla. Ha perdido el vigor de antaño.

Ocupó el puesto de Luka Modric, aunque sus virtudes son diferentes a las del croata. Rompe líneas con su zancada y potencia, pero sufre más cuando debe construir y repartir juego. Acabó desempeñándose como lateral izquierdo y rayó a buena altura. El libreto de 'Carletto'.

Se cosió el balón en la bota y los rivales le cosieron a patadas. Parece que sí, pero no. Se hartó en las conducciones y dejó filigranas esteriles. El Bernabéu empieza a perder la paciencia con él.

A pesar de la falta de puntería, volvió a ser el mejor futbolista del ataque merengue, con permiso de Vinicius. Pudo equilibrar en un lanzamiento que se marchó por el pelo de una gamba. El empate llegó en un penalti perfectamente ejecutado. El talento se le cae de los bolsillos.

Le va el espectáculo. El brasileño es puro 'show'. Lo mismo se dribla hasta su sombra, se golpea el escudo del pecho como un espartano, que espolea a la afición al más puro estilo Simeone. Estuvo hiperactivo en ataque, aunque le costó de nuevo acabar las acciones. Se marcó un 'piscinazo' de época. A la segunda sí que coló y el colegiado señaló penalti.

Su entrada en el campo coincidió con un mayor criterio en el juego de ataque. Ancelotti debe dosificarle porque la gasolina empieza a escasear.

El serbio está gafado. Dispuso de una oportunidad clarísima para hacer el 2-1 tras un 'caramelito' de Rodrygo. Remató con la espinilla. Necesita un buen diván para recuperar la confianza.

Un artista de la finta. Empieza a comerle la tostada a Eden Hazard.

Disfrutó de sus primeros minutos tras la lesión. Necesita más rodaje.