El 1x1 del Real Madrid ante el Espanyol

Se mostró seguro ante las embestidas del Espanyol. Rechazó con la pierna ante Gerard Moreno y despejó a córner un remate de Sergio García. Jugó bien hasta que Gerard Moreno fusiló desde dentro del área. Poco pudo hacer.

Dejó mejores sensaciones que en anteriores ocasiones, tanto en defensa como en ataque, cuando lo probó llegando con relativo peligro. No ahorró en intensidad y compromiso, pero, como el equipo, fue decayendo.

Es capaz, en un mismo partido, de rozar el gol cuando sube al remate y hartarse a cortar acciones de peligro y de provocarlas él mismo. Incluso en una misma jugada, perdiendo un balón en defensa y evitar el gol de Gerard Moreno en pocos segundos.

Se le vio algo apagado, menos protagonista de lo que suele ser habitual. Sin embargo, mostrarse seguro en defensa y hacer su trabajo sin accesorios suele ser la mejor opción para un central. 

Seguramente esperaba un partido más plácido, con opciones de ayudar en tareas ofensivas. A la hora de la verdad, se mostró impreciso e irregular en la banda izquierda. Tanto cambio de posición acaba mareando a cualquiera.

En principio su función es dar consistencia al centro del campo, sobre todo en tareas de destrucción. Y aunque empezó bien, el Espanyol combinó más de lo recomendable para el equipo blanco por su zona.

Su fútbol es poco trascendente, menos de lo necesario para un centrocampista del Real Madrid. Seguro en defensa, le falta dar un paso al frente para que quienes atacan no se sientan solos.

Jugó unos primeros veinte minutos eléctricos en los que parecía que era cuestión de tiempo que acabara alguna de sus jugadas. Se fue apagando como una vela hasta ser sustituido. 

Si el elogio debilita, el extremo del Real Madrid es la mejor prueba de ello. Su primera mitad fue correcta, pero en la segunda pareció haberse quedado en el vestuario. Sin continuidad no hay paraíso.

Suyo fue el primer intento, de cabeza, de batir a Diego López. El primero y, prácticamente, el último con cierta intención. Cuando no está Cristiano, el galés no da ese paso adelante necesario que pide su ascendencia en el equipo.

Fue uno de los mejores jugadores del Real Madrid. Pero encontró pocos socios que estuvieran a su altura. Fue apagándose con el paso de los minutos pese a la motivación mostrada en todo momento.

Entró por Isco y no ofreció nada al equipo. Si no marca, parece un futbolista mediocre, todo lo contrario de lo que es.

Con Zidane, que le dio algunos minutos más que en Leganés, pero cuando peor lo pasaba su equipo. No ayudó a mejorar la imagen de los blancos.

No tuvo tiempo, prácticamente, ni de arrancar a sudar.