El 1x1 del Real Madrid ante el Bayern

Kimmich le hizo pensar en el centro y, cuando quiso reaccionar, ya era gol. Demasiado inseguro durante todo el partido, no blocó ni un balón. Pero la suerte le sonrió ante un Bayern fallón cada vez que se acercaba a su área.

Se hartó a hacer faltas sin castigo alguno por parte de Kuipers, al que una cada diez minutos le pareció poco. Nada contundente en defensa, casi provoca el gol de Lewandowski  nada más arrancar el partido. Zidane lo cambió por lesión, aunque, de paso, le sirvió para ahorrarse la amarilla.

Uno de esos futbolistas que optan por siempre por la opción más sencilla, dando solidez y tranquilidad al equipo, que es lo que pedían las embestidas alemanas. No se complicó nunca.

El partido le obligó a tener más protagonismo de lo habitual en la creación. Y no es lo suyo. Perdió muchos balones, pero el Bayern no supo aprovechar sus dudas.

Suyo fue el disparo ajustado al palo que empató antes del descanso. Sufrió algo en defensa, pero aportó más en ataque, ejerciendo de extremo y sorprendiendo a los alemanes.

Llegaba tarde en prácticamente todas las acciones que intervino, repartiendo faltas con generosidad. Con el balón optó por complicarse poco o más bien nada. Pero siempre fue un obstáculo para las combinaciones del Bayern.

Tuvo la virtud de ocupar mucho terreno de juego, ofreciendo su ayuda cada vez que un compañero lo necesitaba, tanto en defensa como en ataque. Un portento físico.

Jugó un partido completísimo, haciendo exactamente lo que tocaba en cada momento: un pase en corto, un cambio de juego, una falta... Un centrocampista total e imprescindible en cualquier equipo.

No jugó una mala primera mitad, sobre todo en ataque, pero, al parecer, unos problemas en el hombro obligaron a Zidane a sustituirle al descanso por Asensio. No debió tomárselo demasiado bien.

Entró poco en juego y, cuando lo hizo, su fútbol tuvo poca trascendencia. De hecho, ninguna. Ni abrió el campo como había intuido Zidane ni incomodó a la defensa del Bayern. Pero acabó siendo protagonista al dar la asistencia del gol de Asensio. Acabó de lateral por la lesión de Carvajal.

Pasó sin pena ni gloria por la capital bávara. Lo más destacable de su partido fue el gol marcado tras controlar con el brazo de forma clara. Hizo el ridículo quejándose de la decisión arbitral, al que no le convenció su comedia, evidente viendo las repeticiones.

Salió tras el descanso y dio otro aire al equipo. No perdonó en una contra que acabó definiendo con clase. Siempre aporta cosas, salga de inicio o desde el banquillo.

Nada nuevo. El francés tuvo un mano a mano ante Ulreich que no supo convertir en gol. Es un nueve que no marca goles, lo que le convierte, en cierto modo, en un nueve inútil.

Zidane le hizo jugar los últimos diez minutos para dar descanso a un Casemiro agotado. El Madrid mantuvo la solidez en defensa con su labor.