El 1x1 del Real Madrid ante el Alavés

Estuvo bien en un mano a mano con Lucas en la primera parte, pero en el inicio de la segunda cometió un error grosero: le regaló un balón a Joselu cuando intentaba sacar el balón jugado. Fue el 0-2, la condena definitiva para el Madrid. 

Cuajó un partido correcto: sin grandes errores en defensa, aunque sufrió más de la cuenta frente a Joselu y Lucas, sobre todo a la hora de las ayudas a los centrales. Intentó progresar por su banda pero sin capacidad para poner balones peligrosos a sus compañeros. Probó más remates que los delanteros de su equipo. 

Cuando le toca liderar la defensa en ausencia de Ramos, sufre más de la cuenta. Le ocurrió ante el Alavés: demasiados espacios, demasiado sufrimiento para frenar las carreras al espacio de Lucas Pérez. Víctima de los desajustes defensivos del equipo. Perdió todos los duelos individuales.

Cometió un penalti evitable en el arranque del partido: tapó con el brazo un remate de Laguardia. El error pareció condicionar su partido, por más que intentó aportar juego aéreo en el área rival. 

El Marcelo que compensaba sus errores defensivos con exhibiciones ofensivas ya no existe. El córner que dio lugar al 0-1 nació en un absurdo error suyo. Su titularidad ya solo se entiende por cuestiones de jerarquía de vestuario. Reclamó un penalti en el final de la primera parte porque Laguardia le estiró del pelo. Perdió demasiados balones. 

Cargó con una amarilla desde el minuto 17 por una dura e innecesaria entrada a Lucas. Aun así, acabó el partido. Demasiado rocoso para lo que exigía el partido. No logró dar consistencia al centro del campo, para alegría de los rivales, aunque marcó el gol del Madrid en una segunda jugada, en el minuto 86. Insuficiente. 

Demasiado frío, aunque fue de los pocos que intentaron dar un paso adelante. Pisó área rival, pero sin acierto. Se le hizo demasiado largo el campo. 

De lo poco salvable que ofreció el Madrid: correcto en la distribución (aunque demasiado horizontal) pero poco profundo. Limitado a la hora de crear, le faltó disparo y último pase. 

Muy lejos de su mejor versión. ¿Dónde está el Asensio que deslumbró en sus inicios en el Real Madrid?, se preguntarán los aficionados blancos. Ni desborde ni remate, ni al pie ni al espacio. 

Solo jugó 27 minutos: protagonizó una acción en la que el Madrid pidió penalti, en una acción en el área del Alavés con Duarte. Nada más del belga, que se retiró tocado: un jugador tan intrascendente como frágil. 

Su actitud es encomiable: pelea cada balón y no escatima esfuerzos, pero sus compañeros apenas conectaron con él. Da la sensación de que hace la guerra por su cuenta. Más actitud que calidad. 

Fue el primer cambio de Zidane, pero intervino poco y sin peligro. Apenas se dejó ver en la primera parte. En la segunda tuvo un par de apariciones, pero sus remates fueron tímidos, como si jugase condicionado por la presión o por el resultado. 

Tuvo media hora para intentar agitar el partido, pero intervino poco y mal. De cara a gol volvió a estar como de costumbre, desacertado. Le faltó frescura y desborde, sus mejores cualidades. Rebajado, como todo su equipo. 

Estuvo a punto de firmar el empate en la última acción del partido, con un buen disparo lejano que se estrelló en el larguero. Pese a estar lejos de su mejor versión, ofreció algún detalle de calidad, pero su aportación fue insuficiente. 

El noruego no pudo cambiar el guion del partido, pese a que Zidane apostó por él como revulsivo. En un Madrid muy plano, no logró elevar el tono del equipo. El equipo echó en falta su calidad y su último pase. Cuando el Madrid buscaba el empate, desaprovechó una falta que casi se convierte en el 1-3. 

Entró para mejorar a Marcelo como lateral zurdo, pero el Madrid apenas lo notó. Desubicado, nunca entró del todo en el partido. El Madrid no se puede permitir el lujo de no contar con un buen lateral izquierdo: Mendy tiene potencial, pero es demasiado irregular.