'Hurrikane' volvió a hacer de las suyas. Juega, hace jugar, golea, asiste, las baja... Una máquina perfecta lista para Europa. El Tottenham tenía que ganar como fuera para seguir aferrado a las plazas europeas y eso hizo. Juego, lo que se dice juego, no fue para nada brillante. Muy 'Mourinhista' todo. Líneas bien juntitas, el rival que se harte a tocar y tocar en su propio campo y, cuando se despiste, hincar el diente.
La pausa de hidratación, una vez más, ayudó al resurgir 'spur', que se había adelantado en el marcador merced al tanto de Son pero que estaba sufriendo y de qué manera. Agua, dos consignas de Mourinho y otra victoria para el saco. Porque Kane se inventó dos disparos marca de la casa para sellar el triunfo antes del descanso. Primero a la contra y luego en una jugada que parecía no llevar a ningún lado. Menuda rosca. El Leicester lleva ya ocho partidos sin ganar a domicilio y se le complica la Champions.
Se le debió quedar cara de tonto a Brendan Rodgers. Su equipo no hizo ni mucho menos un mal partido pero sin pegada, señores, no hay nada que hacer. Porque la primera media hora del Leicester fue de notable. Arrinconaron al Tottenham en su área y gozaron de un par de ocasiones más que claras para empatar el tanto inicial de Son, que contó con el toque de Justin. Mención especial para Thomas en este partido.
Para bien y para mal. Con balón y en ataque, el joven carrilero zurdo subió, combinó bien con Barnes y cuajó un buen encuentro. Pero en defensa se le vieron las carencias. En un córner a favor del Leicester, se durmió en la frontal, Lucas cabalgó a la contra y la cedió para que Kane pusiera el 2-0 cuando mejor estaban los 'foxes' tras la pausa por hidratación. Y luego perdió otro esférico que derivó en la rosca imparable del '10' inglés, que cerró ya el partido.
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En la reanudación, Rodgers varió el esquema metiendo a Gray, pero ya estaba todo el pescado vendido. Incluso el Tottenham pudo haber ampliado la goleada.