Los partidos de esta envergadura no entienden de estados de forma. Poco importó cómo llegase el Liverpool a Anfield pues, una vez sobre el césped, comenzó a jugar sin tapujos ante el City. Poco importó que Salah encadenase 5 jornadas consecutivas sin perforar la portería contraria, pues terminó inclinando la balanza a favor de los 'reds' con un gol en el último tramo del encuentro. Victoria de gran importancia a nivel anímico que, además, sirvió para frenar la racha del conjunto dirigido por Pep Guardiola, invicto hasta ahora en el campeonato doméstico.
A falta de goles, la primera mitad estuvo marcada por las alternativas de ambos conjuntos. Las grandes ocasiones de los 'reds' nacieron en el carril derecho, por dónde Salah fue capaz de galopar como antaño. El cuadro 'skyblue' estaba teniendo dificultades para asumir el control del partido, pero fue creciendo con el paso de los minutos. De Bruyne encontró a Haaland por primera vez al filo del descanso, pero Alisson neutralizó el testarazo del noruego con una facilidad pasmosa.
El frenético ritmo de los primeros 45 minutos sirvió como aviso de la tormenta perfecta que se terminaría desatando tras el receso. Salah dispuso de la primera gran ocasión del partido cuando, aprovechando un contragolpe, se plantó solo en el área contraria. El egipcio definió con un toque sutil, pero Ederson logró meter la mano en el último suspiro.
La réplica 'cityzen' no se hizo esperar. Haaland penetró en el área a toda velocidad, llevándose por delante todo lo que se interpuso en su camino, Alisson incluído. Noruego y brasileño colisionaron, dejando el esférico muerto en el corazón del área para que Foden definiese a placer. El tanto, sin embargo, fue anulado por falta previa del propio Haaland sobre Fabinho.
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Tras varios avisos, fue Salah el encargado de inaugurar el electrónico. La estrella 'red' bajó el esférico del cielo de Liverpool para, a la media vuelta, dejar en el suelo a Cancelo y volver a plantarse solo ante Ederson. Esta vez, no le tembló el pulso ante el meta brasileño, y definió sin piedad para marcar el primer y único tanto del partido. El gol del egipcio fue celebrado a todo pulmón por las gradas de Anfield, pero también en Londres, ya que este resultado permite que el Arsenal amplíe su ventaja respecto a los 'cityzens'.