Con la flechita para arriba y dispuesto a no parar. Después de un irregular inicio de curso, el Liverpool sigue reconduciendo su situación en la Premier. La goleada europea ante el Rangers cargó de moral a un equipo que el domingo pasado confirmó sus buenas sensaciones derrotando al City. Este miércoles llegaba a Anfield el West Ham, que se fue de vacío por culpa de Darwin Núñez. Un testarazo imponente del uruguayo aplastó a los ‘hammers’.
El delantero charrúa ha caído de pie a orillas del Mersey. Pese a que su gran inicio se empañó por una expulsión y su posterior castigo de tres duelos en la grada, está reencontrando sensaciones. Son tres goles en los últimos cuatro encuentros como ‘red’. Ante los de David Moyes ya fue el primero en intentarlo con una volea a pase de Thiago que Fabianski repelió. No pudo repetir el meta en su siguiente remate.
Llegados al ecuador del duelo, Darwin cabeceó picado un gran centro de Tsimikas y de ese gol nació el triunfo de los de Jürgen Klopp. A renglón seguido el uruguayo pudo anotar su doblete pero Fabianski apareció de nuevo para frustrarle. Cuando no era el meta el la madera, que antes del receso le escupió otro buen remate. Dominaba el Liverpool pero un absurdo penalti de Gomez a Bowen pudo cambiarlo todo. Ahí apareció Alisson, que le adivinó las intenciones a su oponente.
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En la reanudación los de Klopp siguieron mereciendo más. Firmino acarició el gol a la hora de juego, el balón parado generaba peligro pero sin concretar… no se cerraba el partido y casi lo lamentan. En el tramo final Milner apareció para desviar un gol cantado de Soucek que Alisson terminó de despejar. Ganar así sabe mejor dicen. El Liverpool ya es séptimo.