El Leicester asaltó el Villa Park y no baja el ritmo. Ha dejado claro que quiere luchar, como mínimo, por la segunda plaza de la Premier. Palabras mayores. Maddison y Barnes, en la primera mitad, dieron a los 'foxes' una renta que supieron defender hasta el pitido final.
Sin Jack Grealish, baja de última hora por una lesión, el Aston Villa pierde mucho. Sobretodo en ataque, donde apenas generaron peligro durante la primera mitad. Y ante este Leicester, esto se paga caro. Porque ellos no perdonan y antes de la media hora de choque ya dejaron prácticamente sentenciado el encuentro. Primero fue Maddison, pura clase, que colocó el cuero a las mil maravillas para hacer el primero desde fuera del área. Y poco después, Vardy disparó, Emi Martínez rechazó y ahí estaba Barnes para embocar.
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No obstante, los villanos querían decir la suya. Tras el receso, Traoré convirtió en oro un centro desde la izquierda y dejaba el partido abierto, con toda la segunda mitad por delante. Los locales se lo empezaron a creer y el encuentro entró en una fase de igualdad que nadie podía romper. De poco sirvió el arreón final de los de Dean Smith, pues el Leicester supo sufrir y se llevó los tres puntos de Birmingham.