El Liverpool superó el examen de Vicarage Road y una semana después de ser derrumbado por el Crystal Palace en Anfield sumó una trascendental victoria sobre el Watford, al que derrotó por un ajustado 0-1. De esta manera, el equipo de Jürgen Klopp, aunque con un partido más, se afianzó en el tercer lugar, con tres puntos de ventaja sobre el Manchester City y cuatro sobre el United.
Los reds marcaron en el tiempo añadido del primer acto, en su segundo remate a puerta, un golazo espectacular de Emre Can y no pudiendo sentenciar su victoria en una segunda mitad cómoda en apariencia, acabaron sufriendo para no sufrir un empate que habría sido terrible en sus aspiraciones. y que rozó con un obús de Proedl que se estrelló en el travesaño en el minuto 93.
Al equipo de Klopp le costó, y no poco, imponer su superioridad frente a un Watford que, salvado virtualmente, podía sentenciar de forma matemática su permanencia en la Premier y que, por ello, le presionó y peleó hasta que la evidencia concluyó el resultado. Y eso comenzó a ocurrir cuando se jugaba el descuento del primer tiempo.
Hasta entonces solamente una volea, espectacular, de Lallana desde fuera del área que se estrelló en el travesaño de Gomes había escapado del tedio de un partido muy trabado. Y ocurrió, entonces, alcanzado y superado el minuto 45, cuando un centro en diagonal de Lucas Leiva lo remató Emre Can con una chilena mayúscula. Un gol de bandera que bien podría acabar por ser considerado el mejor de la temporada en la Premier.
Proedl pudo, en el minuto 93, igualar para el Watford y disparar la euforia en Manchester
En la segunda mitad reapareció el Liverpool con más brío en el campo y Origi pudo anotar pronto el 0-2, estrellando su remate en el cuerpo de Gomes en el primer aviso de la nueva intención futbolística de los reds, que condenaron al Watford a retrasar líneas y buscar la meta de Mignolet más a la contra que en combinación.
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Hasta el desenlace, entre pasmado y eléctrico, con el Liverpool pudiendo marcar el 0-2... Y Proedl estrellando un remate en el larguero, en el minuto 93, que habría derrumbado la fe red y estallar el júbilo en las dos orillas de Manchester.