No pudo ser para el Liverpool. El sueño de ser campeón de Premier League se esfumó a pesar de haber ganado al Wolverhampton en Anfield por 3-1, todo culpa de la también victoria del Manchester City, que se terminó llevando la corona de la Premier League y birlándole el potencial cuadruplete a los 'scousers'.
Afrontaba el equipo 'red' el partido decisivo con dos bajas más que sensibles. "No vamos a tomar riesgos", dijo Klopp sobre la presencia de Van Dijk y Salah en este partido de cara a lo que será su final de Champions la próxima semana. Aunque ambos, decisión del alemán, entraron en la convocatoria y comenzaron el partido en el banquillo.
Aunque para golpes el que iban a recibir nada más salir al césped. Un saque largo de José Sá habilitó la carrera del mexicano Raúl Jiménez, que le ganó la espalda a Konaté y encontró la línea de fondo para enviarle la pelota a Pedro Neto y que el luso derrotara a Alisson a placer cuando aún no se jugaban ni 3' de partido. Agua helada para el cuerpo.
Aunque, a partir de allí, la insistencia 'red' fue total. Los de Klopp insistieron por activa y por pasiva ante la presión de su gente, sabiendo que en Manchester los de Guardiola estaban en problemas. Y encontraron el premio gracias a una genialidad de Thiago, que se inventó un taconazo para habilitar a Mané y que el senegalés definiera con pierna derecha.
No obstante, los 'scoursers' recibieron la mala noticia tras el descanso: el centrocampista español tuvo que marcharse lesionado. Preocupa bastante a Klopp y los suyos pensando en la cita del próximo sábado ante el Madrid.
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La segunda parte mantuvo el guion de apretar a fondo el acelerador. El Liverpool sabía que el triunfo podía significar la gloria. Por eso Salah, que terminó saltando desde el banquillo, celebró a rabiar su 2-1, aunque minutos después supo que no servía para mucho. Tampoco el 3-1 de Robertson. El Manchester City terminó llevándose el botín.