La locura de la Premier League se certificó en el césped del Emirates Stadium. Arsenal y Manchester United firmaban un empate 2-2 en un partido que podía ser para cualquiera, que contaba con golazos por ambos bandos, paradones de De Gea y Ramsdale, pero que terminó decidiéndose gracias a un agónico tanto de Nketiah para decretar el 3-2 de los 'gunners' y que el líder sea más líder todavía.
Se marcó claramente la paridad de ambos equipos desde el principio. Aunque fueron los de Ten Hag los que se pondrían en ventaja gracias a un golazo de Marcus Rashford, que sigue mantiendo su forma driblando hacia el centro y disparando desde fuera del área. Poco le duró la fiesta: una gran jugada del Arsenal terminó en un envío al área para Nketiah, y el delantero no falló de cabeza para el 1-1.
Y el guion se mantuvo en la máxima tensión para la segunda parte. Ambos equipos hacían lo propio por aumentar la ventaja, y fue Bukayo Saka el que encontró primero la manera de hacerlo. El inglés se buscó un espacio, disparó desde muy lejos y la clavó en un ángulo imposible para De Gea, que luego celebró minutos más tarde gracias a Lisandro Martínez. El campeón del mundó se elevó, ganó el cabezazo en el área y batió a Ramsdale para decretar el 2-2 que parecía definitivo.
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Pero la última palabra no estaba dicha, menos con un Arsenal que alberga todo el espíritu mágico de sus buenos años y que no quiere dejar escapar esta Premier por nada del mundo. Una jugada bien combinada derivó en el avance de Zinchenko por banda. El ucraniano centró, dejando la pelota para Odegaard y el noruego, de primeras, buscó entre la portería de De Gea y la bota de Nketiah, al que solo le bastó un 'espuelazo' para sellar el 3-2 y la victoria de los suyos.