El Manchester United salvó un punto ante el Tottenham de Mourinho (1-1). El técnico portugués estuvo a punto de conseguir su venganza particular ante su exequipo, hasta que aparecieron Pogba y Bruno Fernandes. El francés reapareció para forzar un penalti a falta de 10 minutos que frustró a Mou, con quien tuvo una turbulenta relación en Old Trafford. La responsabilidad la tomó el ya confirmado como nuevo líder del United, Bruno Fernandes. No falló. En seis partidos de Premier, Bruno suma tres goles y tres asistencias.
El penalti neutralizó el golpe que asestó antes Bergwijn. El extremo holandés abrió la lata en la primera mitad con un arranque explosivo que destrozó la defensa visitante. Recibió tras una pérdida de Fred, sacó las vergüenzas a Maguire en carrera y fusiló ante un De Gea que pudo hacer más. No la desvió lo suficiente el meta para evitar el tanto local.
Fue el redebut de ambos equipos y la vuelta de grandes nombres: Kane completó los 90 minutos tras lesión, también Rashford y entró en la segunda mitad Pogba. Pero quien brilló fue el meta del Tottenham. El veterano Lloris evitó lo que podría haber sido, por ocasiones, un triunfo visitante, con grandes intervenciones a tiros de Rashford en la primera mitad, y Martial en la segunda.
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El mayor empuje del United tras el primer gol se vio recompensado con la pena máxima que transformó Bruno. Y el premio pudo incluso haber sido mayor, porqué el colegiado Jon Moss señaló un segundo penalti para los mancunianos en el añadido. Se desesperó Mourinho en la banda, que no escatimó en protestas a los colegiados. El VAR le dio la razón: no existió contacto y el resultado no se movió. El empate impide a ambos conjuntos dar un golpe sobre la mesa en la carrera europea de la Premier. Una guerra, sin embargo, que no ha hecho más que empezar.