¿Para qué sirve el colágeno?

El colágeno es una de las sustancias más presentes en la industria cosmética

Además de seguir una dieta variada y equilibrada rica en estos nutrientes, también debemos abandonar los hábitos que reducen los niveles de colágeno dentro del cuerpo

Información sobre el colágeno / Pixabay

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El colágeno es una de las sustancias más presentes en la industria cosmética. Y, si bien es cierto que tiene un rol importante en la estética de la piel, esta proteína, la más abundante del organismo humano, se encuentra también en nuestros huesos, en nuestros tendones y en nuestros ligamentos.

Que esté ahí no es casualidad, ya que "el colagéno es una proteína que le da estructura a la piel, las articulaciones y los huesos", tal como explican desde el medio especializado EverydayHealth. El problema es que conforme envejecemos el colágeno comienza a degradarse paulatinamente. Destruimos más y producimos menos.

En el caso del colágeno presente en la piel, dice la dermatóloga Deanne Robinson en este mismo medio, son los radicales libres los grandes enemigos. En concreto, los factores ambientales como la contaminación o los ratos UV, los malos hábitos de vida como fumar o las dietas deficientes como las altas en azúcar, que activan la producción de radicales libres, responsables de la aceleración de la descomposición del colágeno. Y dado que el colágeno colabora tanto en la sustitución como en la restauración de las células muertas que se encuentran en la piel, esa reducción en cantidad y calidad tiene consecuencias estéticas.

En cualquier caso, y como dicen desde Medical News Today, otro medio experto en información médica, "es poco probable que las fórmulas cosméticas que afirman aumentar los niveles de colágeno lo hagan, ya que las moléculas de colágeno son demasiado grandes para ser absorbidas a través de la piel". Por tanto, la alternativa más efectiva es la prevención, la cual debe empezar, según los especialistas de este medio, con "una dieta saludable que contribuya a la producción de colágeno". Esto implica asegurarse cantidades altas de nutrientes que colaboren en dicha producción. ¿Pero cuáles son exactamente?

En primer lugar, la prolina, presente en la clara del huevo, en la carne, en el queso y en la soja. En segundo lugar, las antocianidinas, que podemos encontrar en frutas del bosque como las moras, los arándonos o las frambuesas. En tercer lugar, la vitamina C, localizable en naranjas, fresas o pimientos. En cuarto lugar, cobre, muy habitual entre los mariscos y las carnes rojas. En quinto y último lugar, la vitamina A, presente también en los alimentos de origen animal, así como en los vegetales en forma de betacaroteno, que se convierte en vitamina A una vez dentro de nuestro organismo. Aunque podemos hacer mucho más.

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Además de seguir una dieta variada y equilibrada rica en estos nutrientes, también debemos abandonar los hábitos que reducen los niveles de colágeno dentro del cuerpo. Entre otras cosas, el consumo de cantidades muy altas de azúcar, el consumo de nicotina o la exposición excesiva a la luz solar. A fin de cuentas, dicen en Medical News Today, "los rayos ultravioleta de la luz solar hacen que el colágeno se descomponga más rápidamente, dañando las fibras de colágeno y provocando la acumulación de elastina anormal". Sea como sea, no debemos olvidar que existen condicionamientos genéticos que no podemos evitar.

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