El debate está servido. Lo que nadie podrá criticar a Zubizarreta es que no toma decisiones. No obstante, solo el tiempo juzgará si habrá que construirle una estatua en el Camp Nou o, por el contrario, pagarle un viaje sin retorno... La primera decisión de riesgo fue la de no renovar a Abidal cuando lo fácil era regalarle un año más. Ayer, el Mónaco lo fichó por una temporada y se reabrió el debate. Asumir el riesgo de tomar decisiones va en el sueldo pero también demuestra la valentía de quien las toma. Si Zubi le hubiera prolongado el contrato a Abi, hoy sería más querido por la afición que hace unos días, pero aun y así, el secretario técnico decidió ser lo más profesional y honrado posible con el club. Deportivamente, Abidal no tenía cabida esta nueva temporada. Con Villa, tres cuartos de lo mismo. A priori está mal vendido. Es difícil de entender que el Atlético solo pague algo más de dos millones por un delantero internacional pero si uno sabe que no jugará, si no hay ninguna oferta y si los colchoneros asumen los once millones de ficha del jugador, igual la operación no es tan desastrosa. El tercer caso es el más dudoso. Es posible que Thiago Alcántara se marche al United o al Bayern por solo dieciocho millones y no tenga más minutos que aquí. Si tampoco juega, la razón la tendrá Zubi pero eso no quitará que hoy su precio en el mercado es muy superior al de su cláusula. En su día, el jugador, su padre y su representante presionaron para bajar la cláusula argumentando su amor por el club y sus colores. El Barça cedió... Ahí estuvo el error.
Villa, Thiago y Abidal, tres decisiones de alto riesgo
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