No todos los jugadores de fútbol son futboleros: muchos prefieren dedicar su tiempo libre a otros asuntos. Ni se plantean ver partidos por televisión y tampoco emplean demasiado tiempo hablando de fútbol.
Pero Xavi no era de esos cuando era jugador y ahora, lógicamente tampoco. Lo demuestra en sus ruedas de prensa: habla de fútbol con naturalidad y franqueza. Cuando tiene que explicar la gran carencia del equipo -la falta de gol-, lo hace con argumentos: atreverse un poco más, último pase, uno contra uno, llegadas al área, etc.
Solo le faltó comentar que a veces, conviene disparar más a puerta, sin más: chutar a puerta puede dar pie a una segunda jugada u obligar al portero a cometer un fallo. A veces, el fútbol es más sencillo de lo que parece: el estilo Barça es incuestionable (en tiempos de crisis, hay que volver a las esencias más puras), pero tampoco está de más matizarlo y pedir a los futbolistas que sean más contundentes, que disparen más o que intenten chutar desde media o larga distancia.
Aunque los jugadores cambien de chip, será imposible que el equipo recupere los 70 goles que ha perdido en un año. Es una cifra trazada ‘grosso modo’, recopilando los 20 goles que aseguraba Luis Suárez, los 30 que solía marcar Messi y los 20 de Griezmann, gol arriba, gol abajo.
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Entre agosto de 2020 y agosto de 2021, el Barça perdió primero al uruguayo, luego al argentino y finalmente, al francés. Casi nada. Los delanteros que han llegado le ponen toda la voluntad del mundo, pero están muy lejos de esas cifras. Los jugadores de segunda línea tienen el juego en la cabeza, pero no la verticalidad y necesaria para hacer goles. Es el momento de ser más contundente y de probar más a menudo el viejo arte de chutar a puerta.