El dato publicado por nuestro compañero Juanma Díaz es demoledor: el Barça corrió ante la Juventus 14 kilómetros más que ante el Bayern en la infausta noche del 2-8 en Lisboa. A más de uno, desde los jugadores hasta Setién, pasando por el ya expresidente Bartomeu, se le tendría que caer la cara de vergüenza por tamaña desidia. Una desidia injustificable no solo ya para el que presumía de ser uno de los mejores equipos del mundo sino también, y sobre todo, para el club que mejor paga a sus jugadores. Ha tenido que volver un mito, la leyenda de Wembley, un tal Ronald Koeman, a recordarles a todos que lo primero, por mucha calidad y talento que atesores, es trabajar, trabajar y trabajar... Todos, Koeman incluido, nos reíamos mucho cuando Charly Rexach decía aquello de “correr es de cobardes”, pero la afortunda frase es un farsa.
Eso lo sabe cualquier deportista. Si no te empleas al ciento por ciento puedes perder con cualquiera y, gracias a Koeman, el Barça ha recuperado el principio básico de otra frase célebre como es la de que “se juega como se entrena”. Y esa sí que es una verdad como un templo. Dicen los que lo ven a diario que el Barça vuelve a prepararse con una intensidad olvidada desde hacía mucho y que eso se está trasladando al campo, más allá de los resultados cosechados. El objetivo de Koeman es que el equipo pueda salir a la calle con la cabeza bien alta y que, como su Dream Team, el de Cruyff, pueda poner en la puerta de entrada del vestuario otra sentencia mítica, la que se podía leer a la derecha de la mesa de los también míticos conserjes Jose y Bustos, y que rezaba: “aquí fem la feina ben feta” (aquí hacemos el trabajo bien hecho). Si eso se cumple, todo lo demás (veáse títulos), ya llegará...