Estoy convencido que en cuestión de horas, quizás algún que otro día, habrá anuncio oficial. El FC Barcelona confirmará la llegada del nuevo refuerzo en el mercado invernal. Seguro que Valverde tendrá el delantero que pide. No sé si será el jugador deseado, pero sí estará en disposición de alinear a otro punta adicional a Luis Suárez.
Valverde lleva días toreando con soltura y visiblemente relajado todos los temas referentes al mercado. Empezando por su propia renovación. Nada ver con su actitud veraniega, que tuvo como colofón su valoración sobre la llegada de Malcom. Tremendo jarro de agua fría...
El Txingurri seguirá, entre otros motivos, porque su sintonía con el área deportiva parece haber mejorado una enormidad. Para muestra, el aterrizaje de Murillo. Todo un ‘secundario de lujo’ en el Valencia que ha sido recibido con los brazos abiertos: parabienes del técnico, rodaje rápido y minutos a las primeras de cambio. Sintonía perfecta entre técnico y dirección deportiva.
Y la llegada del esperado 9 apunta a un guión idéntico al del colombiano. Nombres a diestro y siniestro mientras el club ‘cocina’ a fuego lento el fichaje de otro de esos nombres se supone que bregado en mil y una peleas pero que en la actualidad no disfrutan de su mejor momento. Otro suplente que no desestabilizará el vestuario ni la contabilidad del club.
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Con independencia de su pasado reciente, más o menos glorioso, el mayor aval del futuro nueve azulgrana no será otro que el del área técnica del club. Valverde, ante los medios, comparecerá encantado, elogiando al recién llegado y mostrando una enorme sintonía con las diferentes estructuras del club. Tal y como están las cosas, no es un mal inicio. Sea quien sea, de entrada, cae en gracia en la zona noble. Y no es poco.