Tal vez no sea único. Tal vez. Pero es evidente que Valentino Rossi (Tavullia, Italia, 16 de febrero de 1979) tiene algo, mucho, de especial. De casi único. No es fácil arrastrar a casi 60.000 espectadores, fans, feligreses a un circuito y sentirte, como reconoció el propio 'Doctor', "como el Papa Francisco".
Es evidente que la iglesia 'rossistica' está desplegada por todo el mundo y ayer, bueno, a lo largo de todo el fin de semana, se ha visto una peregrinación increíble al trazado que lleva el nombre de su amigo desaparecido Marco Simoncelli.
La gente, los aficionados, los fans, los socios del club de Rossi hacían cola durante horas para verle, ni siquiera tocarle, ni siquiera hacerse una foto o pedirle un autógrafo. No, no, tenían suficiente con verle pasar de cerca. No más. Rossi empezó en esto hace muchos años. Es más, ayer, en Misano, logrando su victoria 107 se convirtió en el piloto que ha sido capaz de prolongar su primer y último triunfo por más tiempo. El 'Doctor' empezó a ganar teniendo solo 17 años, lo hizo en la República Checa, en Brno, en 1996, a lomos de su legendaria Aprilia-125cc y 18 años y 27 días después, ayer, en Misano, logró su victoria nº 107.
“Yo me saco el sombrero, la gorra, lo que sea, ante la trayectoria de 'Vale”, comentó Marc Márquez, que perdió el equilibrio, perdió la carrera, persiguiendo a un Rossi que, ya desde el viernes, demostró que estaba en su 'jardín' favorito, lógico, pues su nueva mansión, dicen que preciosa, moderna y señorial, está a solo 12 kilómetros del trazado sanmarinense.
Rossi lo ha sido todo a lo largo de esos casi 20 años. Cierto, ha hecho lo que ha querido y más, pero ha significado un chorro de aire fresco, nuevo, vital para el Mundial de motociclismo. Ahora que vuelve a estar con los suyos, con todos los suyos, en Yamaha (“fue un error, un inmenso error, fichar dos años por Ducati, pero lo hice porque me enfadé mucho cuando Yamaha contrató a Lorenzo”), el mundo siente que algo va a pasar.
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Hasta Márquez lo nota. Pero, tranquilos, el segundo título mundial de MotoGP está al caer, en manos del chico de Cervera, claro, que es quien manda aquí. Pese al 'Papa' de las dos ruedas.