La temporada ha empezado con grandes expectativas respecto a las delanteras llamadas a dar goles, lustre y espectáculo al fútbol español. Ahí es donde se juntan el máximo talento, los fichajes cien millonarios y toda la atención mediática.
Con la rivalidad Messi-Cristiano se llegó a un clímax jamás conocido. Y así, todos corrimos a ponerle letras a los tridentes. MSN de Messi, Suárez y Neymar, en el Barça. BBC de Bale, Benzema y Cristiano, en el Madrid. ¡Casi nada!, gasolina de mil octanos para el negocio.
Tras la marcha de Neymar y Cristiano y la caída en picado de Bale, la fiebre por los tridentes decayó peligrosamente y era hora de ponerle nuevas y deslumbrantes letras de colores. El Barça ha optado por la G de Griezmann; el Madrid, tras fracasar con la V de Vinicius, por la H de Hazard y el Atlético se ha sumado al carro con la J de Joao Félix. La rueda de la fortuna vuelve a girar.
Más gol azulgrana.
Sin embargo, el inicio de la temporada no responde a las expectativas creadas. Por un lado, la lesión de Messi y la lenta adaptación de Griezmann. Por otro, la baja forma de Hazard. Y en el Atlético, Joao Félix ha dejado alguna perla, pero Morata y Diego Costa están para el arrastre. Los tridentes están en entredicho, pero, pese a todo, el del Barça sigue siendo el mejor. Veamos: Suárez, seis goles en ocho partidos, contando Liga y Champions; Griezmann, tres en nueve y Messi, uno en cinco. Son 10 goles pese al hándicap Messi.
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Si le sumamos los dos tantos de Ansu Fati y el de Dembélé, como integrantes puntuales del tridente, nos vamos a 13 goles. En el Madrid, el tridente titular ha conseguido 9 goles: Benzema (6 en 9 partidos), Bale (2 en 7) y Hazard (1 en 6) y con tres teloneros, Vinicius, Lucas Vázquez y Rodrygo, a gol por barba llega a 12. En el Atlético, los números son trágicos: tres goles de Joao Félix y uno de Morata y Diego Costa para un total de cinco. Se mire por donde se mire, por mucho que se haya cuestionado a Suárez, que Griezmann no encaje y que Messi solo haya jugado 300 minutos, el Barça sigue mandando. Y más que mandará cuando Messi esté al cien por cien. Es una cuestión de talento, sencillamente.