Son muchas las ocasiones en las que nos encanta decir que el Barça es más que un club, que se confía en la gente de la Masia y que se tiene un estilo de juego determinado. Sin embargo, cada vez cuesta más encontrar motivos reales que ayuden a defender esta teoría. La última ocasión que parece que volverá a ser desaprovechada ha llegado con la lesión de Vermaelen.
En condiciones normales, si se lesionan varios jugadores de una misma posición, la lógica indica que tiene que subir alguien del filial. Para ello se los forma. Pero no parece que vaya a ser así. Valverde ya ha demostrado que prefiere reciclar a jugadores que jugársela con gente joven. Y con esa mentalidad cuesta mucho que los canteranos vean posibilidades de jugar en el primer equipo. Si con solo Piqué y Lenglet, Valverde no quiere apostar por centrales del filial como Cuenca o Chumi, el Barça tiene un problema.
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Y no es el primer capítulo de esta película. Aleñá ha tenido que volver al filial tras varias negativas de Valverde. Samper aún no ha entrado en ninguna convocatoria mientras que Miranda y Riqui van participando solo en los entrenamientos. No juega ninguno. La Masia merece más respeto.