Los primeros minutos del encuentro fueron para el Real Madrid, llegando mucho por la banda de Semedo con Vinicius y Marcelo, pero sin crear ocasiones de peligro en la meta de Ter Stegen. A partir del primer cuarto, la situación cambiaría y se hizo dueño el Barça del juego, que fue a más con movilidad en las llegadas al área madridista, llegando a crear tres ocasiones claras de gol en las botas de Messi, Griezmann y Arthur.
Destacó especialmente en esta primera mitad atrás Semedo, tanto en su lucha con Vinicius como atacando por banda. Al igual que Piqué y Umtiti, que estuvieron sobrios y eficaces en defensa.
Al descanso se llegó con empate sin goles aunque el Barça mereció irse con ventaja visto el juego de ambos equipos.
Se giran las tornas
Cambió radicalmente el panorama en la segunda a partir del minuto 15, donde el Barça se replegó, obligado o no, y el Real Madrid pasó a ser el dueño, insistiendo por la banda de Vinicius hasta que llegó el gol del brasileño.
No tuvo capacidad de reacción el equipo, a pesar del fogonazo inicial de Braithwaite. Las ocasiones caían del lado madridista ante un Barça en el que ni Messi ni Griezmann tuvieron chispa.
En definitiva, buena primera mitad y mala segunda, donde en un partido más que aceptable de Umtiti, el francés quedó retratado en el gol de Mariano.
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Los jugadores del Madrid y sus aficionados celebraron la victoria como si hubiesen conseguido un título. Eso dice mucho en favor de lo que ha estado haciendo el Barça en la última decada en el Santiago Bernabéu.