Lo dijo en Cuatro instantes después de ganar el Mundial de Baloncesto: “se lo dedico a mi madre que desde allá arriba estará muy contenta”; lo repitió en inglés en la posterior rueda de prensa: “estoy muy orgulloso de la madre que tuve y seguiré por ella”; y al día siguiente protagonizó una deliciosa entrevista en “El món a RAC1” repleta de emoción.
Como tuiteó Jordi Évole “cuando una entrevista no te deja bajar del coche”. A tenor de las palabras de Ricky, la victoria de España ante Argentina fue lo de menos, lo importante era como se había llegado al oro. Y por eso le contó a Jordi Basté que “había soñado y había creído en esto, estaba preparado, lo había visualizado” mientras recordaba a su madre “la vida te pone obstáculos, me dio una lección de vida, luchar hasta el final, ella siempre lo decía: ‘nunca me rendiré ante el cáncer”. Ricky se planteó en ese momento dejar el baloncesto pero optó por otro camino. “He utilizado mucho la meditación, tengo una aplicación en el móvil, he meditado los 25 días del Mundial de China”.
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Y lo que podría ser objeto de choteo viniendo de un deportista de élite (como el famoso psicólogo de Luis Enrique) se convirtió en motivo de atención de los oyentes que también se llevaron una lección de honestidad “no somos el equipo con más talento, ni los más altos, ni los más fuertes, pero somos un equipo con corazón”. Un campeón dentro y fuera del campo.