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Pujol, Núñez, Laporta, Rosell o el dolor de la decepción

OPINIÓN

Laporta y Rosell, una historia de ’amor’ primero y de odio después / | Paco Largo

Tengo un amigo al que le ha decepcionado tremendamente el deshonorable Jordi Pujol. Como le decepcionó en su día Sandro Rosell. Como le decepcionó en su época Joan Laporta. Como le decepcionó, éste el primero (y aún no sabía –aunque intuía—lo de Hacienda), Josep Lluís Núñez.

Yo nunca dejo de pensar en mi amigo porque, además, es uno de los pocos, con papá, que me ha enseñado a escoger a los amigos, a mantenerlos, a mimarlos, a conservarlos a disfrutar y compartir. Solo espero que a mi amigo del alma, no le falle Pep Guardiola, porque ese día sí que se llevará la decepción de su vida.

Yo, cuando vivo imágenes como la del pasado jueves, pienso en mi amigo. Ese día recordé una felicitación de Navidad, más que divertida, que nos hicimos, hace ya algunas décadas, la sección de Deportes de ‘El Periódico’ cuando bajamos a la Villa Olímpica y nos hicimos una foto vestidos y en pose de ‘Reservoir dogs’, el film de Quentin Tarantino.

Y esa fue la impresión que me causó Joan Laporta, saliendo o entrando, ya no sé, del Colegio de Periodistas, con sus amigos trajeados y él luciendo sus gafas ‘Luz de Gas II’. O III. O IV. Yo lo siento en el alma, pero cuando veo a Laporta se me aparecen 10 millones de euros en la mente. Y Uzbekistán. Y Miradil Djalalov. Y pienso, en efecto, que tiene derecho a todo y más, pero, tal vez, no a dar lecciones de determinadas cosas. O estilos de vida y de comportamiento. Aunque es perfectamente libre, sí.

 

Y pienso en mi amigo cuando me dice que Rosell les mintió. Y que Laporta les engañó. Y pienso en todos esos directivos que lo han pasado mal (y lo pasarán) por seguir a un amigo. O por quererse pegar el pegote de ser directivos del Barça y poseer una tarjeta de visita que lo certifique. Y pienso en su insensatez a la hora de apuntarse a una aventura así, sin pensar que eso no va en broma y que un día alguien, un juez, quien sea les pedirá un aval (otro) de 2,9 millones de euros. Y pienso en lo que les dirán a sus esposas.