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Los pilares siempre aparecen

OPINIÓN

El Barça sacó adelante un partido muy complicado en Atenas / | EFE

Un Barça de dos caras. En la previa, Saras se dedicó a motivar a sus hombres ante un duelo que se preveía eléctrico. Los blaugranas hicieron caso a su técnico y salieron como auténticas motos. Con un Oriola estelar, apabullaron a unos jugadores griegos que además dieron muestras de una cierta apatía. El Barça jugó en los primeros veinte minutos un basket de manual, con una férrea defensa y mucho equilibrio en ataque. Disfrutamos con automatismos en forma de balones doblados espectaculares. El Barça tan solo se vio superado, que no es poco, en los rebotes, donde un dominador Ellis se hizo amo y señor de los rechaces en el aro blaugrana. El descanso marcó un antes y un después. Bartzokas sacó a relucir el libro de las remontadas, en donde la agresividad defensiva era la primera lección a poner en práctica. Los jugadores blaugranas se vieron sorprendidos en la reanudación por el ‘nuevo’ Olympiacos. Fue un momento de colapso total, pérdidas de posesiones y rebotes y total ineficacia ofensiva. El Barça se dedicaba más a protestar que a ser tan duro como el rival. Pero cuando peor se vislumbraba el futuro, apareció el triángulo Davies- Calathes-Higgins para serenar los ánimos y dar el golpe definitivo. Mucho más que una victoria. 

LOS HABITUALES Y EL ARBITRAJE

No era un partido decisivo. Tampoco los griegos llegaban en su mejor momento. Pero con el transcurrir de los minutos, el choque adquirió una tensión y emoción no prevista. Sobre todo, por la dureza del Olympiacos tras el descanso y por una permisividad arbitral poco frecuente en la Euroliga. Le costó al Barça ‘volver’ al duelo tras muchos minutos en los que se vio superado por un rival que endureció el juego hasta el límite que le permitió el arbitraje. Un escenario por el que no había transitado el Barça hasta el momento. Por eso es tan importante la victoria. También cabe destacar que en los momentos más difíciles nadie se arrugó y los pilares del equipo aparecieron. Todos los jugadores son igual de importantes, pero que los Calathes, Davies, Mirotic o Higgins salgan al rescate cuando el barco se hunde es un buen presagio.

CANASTA DE TRES

Sarunas Jasikevicius estará contento. Puede que se queje de alguna floja estadística de sus hombres, pero la imagen de equipo compacto y con capacidad para reaccionar que mostró ante el Olympiacos seguro que ha dejado muy satisfecho al técnico lituano. No es para menos.

FALTA TÉCNICA

 

No es habitual. Pero el Olympiacos sabía que si controlaba el rebote ofensivo durante el partido, el Barça no podría correr y de esta manera conseguiría que perdiera gran parte de su potencial. Un déficit que debe ser puntual, pero que sobre todo debe servir de experiencia.