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El fichaje de Antoine Griezmann ya es una realidad / | AFP

El Barça escribió “lo estabas esperando” y, debajo del nombre de Antoine Griezmann, “c’est magnifique”. El fichaje del delantero francés, por cierto, campeón del mundo, cosa que muy pocos, poquísimos, futbolistas pueden decir, ha sido radiado, escrito y televisado desde hace semanas.

Ahora es cuando más ridículo suenan todos los comentarios, todas las tertulias, todos los textos, todas las horas de radio y televisión para saber o intuir por quien iba a fichar Griezmann, cuando, a mi entender, estaba cantado, desde el pasado año, cuando dijo que no ‘vía negocio de Piqué’, que ficharía al finalizar la última temporada.

Demasiado ruido falso cuando todo estaba cerrado, de palabra, sí, sí, de palabra, como lo fue justo antes de que dijese que no en el video, hace muchísimos meses. Ahora el Atlético de Madrid, al que solo le queda la pataleta, tonta, absurda, boba, de decir que tienen que pagar 200 “porque el acuerdo es anterior al mes de marzo”, sigue haciendo el ridículo, mientras Griezmann y el Barça hace semanas que tiene ya listo el traje del francés.

No es difícil fichar a alguien que ya has tenido en la lista y con el que has llegado a acuerdos puntuales hace meses. No es difícil esperarse a que baje su cláusula. No es difícil pedirle que se baje la ficha porque el futbolista está necesitado de ganar la Champions, más difícil de conseguir con el Atlético que con el Barça, pese a que, a estas horas, parece igual de imposible.

Por eso la operación, que sitúa a uno de los diez mejores futbolistas del mundo en la plantilla que lidera el mejor pelotero de todos los tiempos, es un éxito para el Barça, que, eso sí, no debería fardar en la presentación de su nuevo crack de que ha resultado barato porque 120 millones de euros es una cantidad escandalosa, que medio mundo le tiraría a la cara a Josep María Bartomeu.

Uno, la verdad, al que tiene unas ganas locas de oir hablar es a Ernesto Valverde, desaparecido desde que el Barça se fue de vacaciones y del que muchos han contado que había dado el visto bueno, no solo a la llegada de Griezmann sino, también al refichaje de Neymar Júnior, cosa de la que yo, que no soy nadie, tengo mis dudas. Sí, dudo de que ‘Ney’ fiche por el Barça, eso no es nuevo para ustedes, y dudo que el ‘Txingurri’ haya pedido al brasileño.

Es evidente que, con Neymar Júnior o sin él, con Griezmann De Jong, más lo que ya tiene en la plantilla, Valverde no puede ni siquiera empatar en el Bernabéu, ni, mucho menos, en el campo del Manchester City. Bueno, en realidad, no podrá empatar en ningún sitio. Y es por eso por lo que le quiero oir hablar y saber cómo va a encajar todas esas piezas que, insisto, ya sin ‘Ney’, parecen la osa mayor.

Los que saben de fútbol dicen que este es un fichaje enorme, tremendo, buenísimo. Los que saben de fútbol creen que a Messi le hace más gracia el regreso de ‘Ney’ que la llegada del francés, pero la polivalencia del exatlético es evidentemente muy superior, mucho, a la utilización que Valverde pueda hacer de Neymar.

Eso sí, al que le gusten las filigranas, preferirá al brasileño, pero Griezmann ha demostrado poder jugar en cualquiera de los tres puestos de la delantera e, incluso, por supuesto, de centrocampista ofensivo de enlace con la prodigiosa delantera que pueda confeccionar Valverde.

Griezmann ha escogido el Barça por muy distintos motivos a Neymar, que necesita, como el pan que come, volver a Barcelona (“mi caaaaaasa”, como diría ET, que tiene algo de galáctico, de marciano y de extraño como ‘Ney’), rodearse de sus amigos y volver a disfrutar en un ambiente donde él se siente feliz.

Es evidente que fichando a Griezmann, el Barça sabe perfectamente qué tipo de futbolista contrata y, sobre todo, qué utilización puede hacer de él. E, incluso, que vida lleva y, por tanto, puede estar más que tranquilo. Ya está donde quería estar, teniendo en cuenta que, como ocurre con ‘Ney’, igual solo el Barça se interesó por él. Cierto, el pasado año, por eso lo ató (verbalmente) entonces.

Con la retorcida negociación y llegada de Neymar Júnior, el Barça y Josep Maria Bartomeu, presidente, vicepresidente deportivo y director deportivo, pretenden fichar, al precio que ellos decidan (de lo contrario, el PSG se lo tendrá que comer con patatas), el futbolista que ellos, el Barça y ‘Barto’ (y dicen que también Messi) creen que podría volver a ser, no el que es, que no ha ganado nada. Ni la Copa América, que ni la jugó. El Neymar de hoy deben hasta regalártelo, no vale ni 100 millones.

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Repito, ardo en deseos de oir hablar a Ernesto Valverde, al que no le dejarán ni siquiera empatar. Él diría que ya ahora no podía empatar. Cierto. Pero es que aumentando la colección de cromos, el empate se antoja como un pecado. Incluso en el Bernabéu donde, de momento, miedo, miedo, lo que se dice miedo, no meten.