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Papá, yo no soy Messi

OPINIÓN

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Mayo de 2015. Ciutat Esportiva Dani Jarque. Final Nacional de la Danone Nations Cup, torneo de fútbol alevín. Me acerco a los vestuarios de los niños que disputan esta competición. Un cartel en la puerta. Un decálogo en el que los pequeños jugadores piden a sus padres jugar con estas reglas: 1. No me grites en público. 2. No le grites al entrenador. 3. No menosprecies al árbitro. 4. Respeta a toda la gente de tu alrededor. 5. No pierdas la calma. 6. Ríe y diviértete viéndonos jugar. 7. No me des lecciones después del partido. 7. No te olvides de que es solamente un juego. 9. Con tu apoyo seré feliz. 10. Disfruta del día y de este torneo. Confieso que me llevé uno y lo compartí con padres y madres del equipo de basket de mi hijo.

Marzo de 2017. Se me cae la cara de vergüenza viendo lo sucedido en un campo de fútbol en Mallorca. Críos aterrorizados viendo a sus padres pegarse y progenitores proyectando sus propias frustraciones en un partido de niños que son sus hijos y a los que, por lo visto, educan desde la violencia. Además de agredir verbal y físicamente a árbitros jóvenes día sí y día también por esos campos de Dios, algunos de ellos también ejercen una presión psicológica en sus hijos. ¿Cómo? Cuando piensan que su niño es Messi, ven en él a la futura gallina de los huevos de oro, le inculcan falsas expectativas, le riñen al final del partido si consideran que no ha dado la talla o protestan airadamente al colegiado e incluso a su propio entrenador. Cuando creen que son Luis Enrique y dan directrices desde la banda, se quejan si su hijo es suplente e increpan a quien les discute. Cuando proyectan sus carencias y sus fracasos en él y pretenden hacer del éxito del niño el suyo propio, con todo lo que ello conlleva. Cuando no les educan para saber perder porque ellos son los primeros en no aceptar la derrota. Cuando, en definitiva, basan la felicidad en el triunfo puntual y no en la formación y educación que fundamentarán su futuro. Disfruta y diviértete, papá. Yo no soy Messi. Solo quiero pasarlo bien.