Dembélé es un jugador desconcertante. Para lo bueno y para lo malo. Dentro y fuera del campo. Imprevisible en sus acciones futbolísticas y en sus decisiones personales. Sorprendente siempre. Y eso le convierte en un peligro para los rivales. Y en un arma de doble filo para su entrenador. El extremo francés llegó al Barça en pleno despilfarro de Bartomeu tras la huida de Neymar al PSG. El entonces presidente blaugrana, acuciado para buscar un sustituto del brasileño, pagó en agosto del 2017 un total de 105 millones fijos más 40 en variables al Borussia Dortmund. Su rendimiento, por culpa de las lesiones, nunca estuvo a la altura de las expectativas. De hecho, durante las cinco temporadas de su primer contrato se perdió la friolera de 102 partidos por sus problemas físicos y estuvo 695 días de baja.
Este verano renovó cobrando menos después de varios meses de tira y afloja con el club (llegó a estar ‘castigado’ sin entrar en la convocatoria como medida de presión) y solo sigue en el Camp Nou porque Xavi siempre le consideró el mejor del mundo en su posición. Ahora que empieza su sexta campaña vestido de blaugrana, parece que Dembélé se ha transformado. Con un comportamiento ejemplar (alejado de las indisciplinas del pasado) y ofreciendo su mejor versión en el terreno de juego se ha convertido en un titular indiscutible del tridente del nuevo Barça junto a Raphinha y Lewandowski. Olvidadas las lesiones (lleva más de ocho meses sin pasar por la enfermería) cada vez está más cerca de ser ese futbolista desequilibrante por el que tanto apostaba el entrenador. Está tan centrado que incluso se ha atrevido a dar su primera entrevista desde que fichó por el Barça. Una entrevista que, por supuesto, no ha decepcionado.
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Dembélé reconoce que sus inicios en Barcelona fueron muy difíciles y que le costó entender que para ser un gran jugador “hay que trabajar”. También explica que llegó un momento en el que hizo “un click” para no arruinar su carrera y ahora tiene hasta un entrenador personal y hace ejercicios en casa. Se deshace en elogios hacia Xavi (”Con él todo es especial”) y asegura que las palabras del técnico (”Me dijo que era muy bueno, pero que debía cambiar de mentalidad”) le han ayudado mucho en su transformación. Sueña con jugar muchos años más en el Barça y puntualiza que si está en el Camp Nou es para ganar la Champions: “Vine para eso”. El nuevo Dembélé, que tiene las ideas muy claras, es un gran fichaje.