Acaba junio sin que el Barcelona haya efectuado ninguna venta, tal y como se había propuesto. No es tan fácil porque la mayoría de los clubs están esperando finalizar el mes para efectuar el gasto en julio y, de esta manera, contabilizarlo para el siguiente curso. El Barça se encuentra en el mismo caso. Y no solo en lo que respecta a los fichajes sino también renovaciones importantes como la de Leo Messi. El jugador argentino estampará su continuidad a su regreso a la actividad azulgrana después de las vacaciones, en las que hoy aprovechará para casarse en una Rosario convulsionada que ha pasada a convertirse en el centro neurálgico del barcelonismo.
Hasta allí se han desplazado compañeros suyos del equipo y muchos de los que lo han sido a lo largo de su carrera deportiva. Habrá también jugadores de la selección argentina y poco más. Ni entrenadores ni presidentes ni Bartomeu ni nadie vinculado al mundo del fútbol que no esté relacionado con el balón.
Barcelona y Argentina son los dos puntos de unión de un Messi cuya vida ha sido a caballo entre la Ciudad Condal y Rosario. Allí nació, allí vivió su infancia pero aquí creció, maduró, se convirtió en profesional, ganó los títulos y tocó el cielo. Aquí, en Barcelona, también ha tenido sus dos hijos y ha vivido en pareja con la que a partir de hoy será su esposa.
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Leo Messi ha tomado en las últimas fechas dos decisiones muy importantes, existenciales, como es su compromiso con Antonela y su compromiso con el Barcelona. Es la novia de toda la vida y su club de toda la vida. El Barça será el último equipo europeo de su carrera deportiva con lo que su figura quedará ligada para siempre al Barça como la de Pelé al Santos. Es un motivo de orgullo para el barcelonismo porque engrandece el nombre del Barça y también demuestra la fidelidad de un jugador a una ciudad que le acogió con 13 años.