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Messi: Honrar la camiseta pero no retirarla

Leo merece honores, pero el Barça se merece que otra gran jugador vuelva a lucir el 10 

Leo Messi. / EFE

Vi la camiseta por primera vez en El Paso, en la frontera entre Estados Unidos y México: blanca, el escudo del Real Madrid, el 10 y el nombre: Messi. Volví a verla después una vez más, en Belén (Palestina), tan falsa como la primera vez e igual de chocante. Mi cabeza explotó en un multiverso de locura, ¿y si Messi hubiera firmado su servilleta con Lorenzo Sanz? ¿Robinho, Robben, Higuain, Cristiano Ronaldo y Benzema hubieran jugado con el Barça? ¿El 10 de Messi sería yal Madrid lo que el 23 de Jordan a los Bulls? De pesadilla. 

Una corriente de gente bienintencionada, consternada porque tras la marcha de Ansu Fati el Barça se ha quedado sin 10, reclama que el club retire la camiseta de Messi y que nadie más vuelva a vestirla. Argumentan que el mejor jugador de la historia se merece este homenaje, que nadie podrá volver a llevar el 10 sin sentir el peso de su legado y que, si no nos damos prisa, lo hará antes el Inter de Miami, ahora que en tierras americanas han descubierto que el fútbol también es divertido y tiene glamour. 

Los dorsales del 1 al 11

No digo que no, y tampoco niego que Messi se merece todos los homenajes, pero yo, que crecí con los dorsales del 1 al 11, no estoy de acuerdo. La mejor forma de honrar al 10 es seguir la cadena de grandes jugadores que han lucido el número. En el Barça, la línea sucesoria nos lleva a Ronaldinho, Riquelme, Rivaldo, Romario, Hagi y, es cierto, jugadores random como Litmanen (!) o Cuéllar. Aunque para random, el 10 que lució Pep Guardiola, el 4 por antonomasia blaugrana, en la primera final de Wembley. 

El fútbol no es el baloncesto, y la tradición europera no es la estadounidense o la que nos llega ahora del Oriente. Los clubs, el equipo, están por encima de jugador. ¿Quién se va a comprar una camiseta del Al Ittihad el Al Nassar o el Al Ahli? Sólo los seguidores de un jugador al que los petrodólares hayan llevado a ese club. De la misma forma, ¿quién quiere una camiseta del Inter de Miami? Los fans de Messi, da igual dónde juegue, los mismos que son capaces hasta de falsificar una camiseta del Madrid con su nombre y hacer que me explote la cabeza. En EEUU retiran camisetas y no les duele tanto como en Europa ver a sus estrellas cambiar de equipo. En Japón o China, los seguidores idolotran a los jugadores, da igual su equipo. 

El peso de la tradición

En el fútbol europeo o latinoamericano, por el contrario, pesa mucho la tradición. Si el Barça hubiera retirado el 6 de Bakero, alma del dream team, ni Xavi ni Gavi lo hubieran vestido. Si el 5 de Puyol ondeara en lo alto del Camp Nou, Busquets hubiese tenido que elegir otro dorsal. En un club centenario, del 1 al 11 seguramente ya estarían todos ocupados, que uno de los primeros grandes diez del Barça fue Luis Suárez, por no empezar a citar grandes glorias y figuras. Por eso no hace daño a los ojos el 14 con el que ahora jugará (¡ay!) Joao Félix, ese melón sin abrir.  

Todos entendemos la ley del merchandising o al menos nos resignamos a ella, pero allí donde el fútbol tiene tradición, los dorsales fuboleros van del 1 al 11 y lo demás es márketing. Retirar el 10, por mucho que Leo sea el mejor de la historia, vendría a decir que el Barça renuncia a otros dieces. Argentina, sin ir más lejos, tiene a Messi y a Maradona, como el Barça, por cierto. Los argentinos también tienen una camiseta que no si costara una fortuna yo me compraría, por contracultural: la del dorsal número 1 de su selección en el Mundial 82, que lució Osvaldo Ardiles, jugador de campo. Una decisión tan loca tuvo como razón una aproximación científica: los dorsales de Argentina se lucieron por orden alfabético salvo Maradona, al que le correspondía el 12 y llevó el 10, como tiene que ser. El fútbol es un complejo tejido de sentimientos y tradiciones regidas por leyes consuetudinarias. 

Honrar al club y al fútbol

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A Messi hay que prepararle un homaneja a la altura de su historial y de su legado, pero al fútbol y al club se les honra entregando la camiseta del dorsal 10 del Barça a otro gran jugador que sepa llevarla con orgullo y respeto a la lista de grandes jugadores que han jugado con ella en la larga historia del club. Yo tengo un candidato, pero tras la desafortunada historia de Ansu, me callo para no gafarlo.