Jon Rahm dio una lección de control mental en los últimos nueve hoyos del US Open en Torrey Pines. El de Barrika, como luego explicó, llegaba convencido de sus posibilidades de victoria. Aunque el momento que define a un campeón en golf son los últimos nueve hoyos. Y Jon lo bordó. Cuando iba por detrás en la clasificación, no se puso nervioso.
Se mantuvo en la zona alta y el resto de rivales, fueron cayendo en sus propios errores, mientras Jon dejaba escapar algunas oportunidades de birdie que hubiera desesperado a cualquiera. Pero siguió centrado. Y ese control mental acabó por darle el premio en el 17 y 18 logrando dos birdies espectaculares que lo lanzaron al triunfo.
Y como dijo el propio jugador, su control mental y siempre en clave positiva acabó siendo decisiva para el mayor triunfo de su carrera. No importó que dos semanas atrás tuviera que abandonar por el covid-19 en la última jornada del torneo Memorial cuando tenía el título prácticamente hecho. Supo en ese momento, como mantener el control y estaba seguro que el US Open, en un campo que adora, le iba a dar la oportunidad de triunfar.
Y no lo dejó escapar. 'Chapeau' para el vasco de 26 años que se acordó de Seve con el trofeo en las manos, al que siempre le hubiera gustado ganar el Abierto estadounidense, y hasta de un periodista vasco que lo seguía por todo el mundo y que falleció de covid19.
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Un tío de este calibre, con la cabeza tan bien amueblada, nos dará muchas más alegrías. Seguro.