A Marc, pese a que le encanta el circuito de Phillip Island, como a la mayoría de pilotos, no se le da bien. Está claro y evidente. Solo ha ganado una vez, corriendo en 125, y las dos veces que lo ha hecho en MotoGP no ha acabado. Si el año pasado fue descalificado por un error de cálculo, esta madrugada se ha caído liderando con solvencia la carrera, poniéndole en bandeja a ‘Il Dottore’ un extraordinario triunfo en su gran premio 250. No son estas matemáticas las que hago referencia en el titular, ni tan siquiera a Marc, sino a su hermano Alex, que el próximo domingo se puede proclamar campeón en Malasia. Después de ser segundo tras Miller, otro pedazo de piloto, tiene 20 puntos de ventaja cuando quedan 50 en juego. Para ser campeón en Sepang tiene que ganar la carrera y que el australiano sea, como máximo, tercero. En la misma situación se encuentra su amigo Tito Rabat. Ha perdido una bola de partido en una carrera delicada, repleta de errores por la falta de adherencia de los neumáticos, pero necesita solo 9 puntos para proclamarse campeón y después de sumar el duodécimo podio del año, el sexto consecutivo, el próximo domingo solo necesita ser séptimo para sentenciar el título. Cuestión de matemáticas.
Márquez y las matemáticas
OPINIÓN
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