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Por qué Luis Enrique prioriza la Copa

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Luis Enrique Martínez, entrenador del FC Barcelona, en un momento de la rueda de prensa que ha ofrecido este viernes en la Ciudad Deportiva Joan Gamper / | sport

Un análisis de las últimas rotaciones de Luis Enrique lleva a una conclusión diáfana: en el mes de enero y en lo poco que llevamos de febrero, el entrenador azulgrana ha priorizado la Copa por delante de la misma Liga. Si comparamos la alineación ante el Betis con la del partido del Calderón, y la del sábado ante el Athletic con la del próximo martes, nos daremos cuenta de que el equipo sin duda más ‘titular’ (con todas las comillas que quieran) es en ambos casos el que se ha alineado en los dos partidos ante el Atlético. Ya sabemos que esta temporada el concepto de once de gala ha saltado por los aires, y ha dejado de haber un equipo tipo, pero a pesar de la incertidumbre sigue habiendo una columna vertebral formada por piezas muy fijas en los partidos cumbre (Ter Stegen-Sergi Roberto-Piqué-Jordi Alba-Iniesta-Busquets y el tridente).

Y en los últimos partidos se ha hecho evidente que esta columna vertebral aparecía curiosamente en los partidos de Copa y no en los de Liga. A primera vista parece una anomalía, puesto que la competición menor evidentemente es el torneo copero, pero cobra sentido cuando se analiza la estructura del calendario: el objetivo es dejar la Copa a tiro, y a partir de ahí poder dedicarse a la caza de los dos grandes títulos que hay en juego. Es decir, que lo que ha tratado de diseñar Luis Enrique durante este mes de enero es dejar uno de los tres títulos muy encarado, aunque fuera a costa de dejar al equipo a la intemperie en algún partido de Liga: en el Villamarín le salió mal, ante el Athletic la jugada fue redonda. La estrategia del entrenador azulgrana es arriesgada, pero la temporada pasada demostró que puede ser más suicida jugar los primeros partidos del año con todos los titulares porque se corre el riesgo de llegar a la decisiva primavera con las fuerzas mermadas. La buena noticia es que no se da ningún título por perdido y el objetivo del triplete sigue intacto.