Cuestión de concepto. El Barça y el Madrid han empezado la temporada sin grandes alardes. De entrada, ninguno de los dos es líder, lo cual ya es noticia y mucho más después de que el que comanda la Liga, el Villarreal, perdiera ayer con el colista. Pero es que los blaugrana y los blancos no hacen más que perder puntos. Seis cada uno, consecuencia de dos derrotas, el Barça, y tres empates, el Madrid. Números muy mediocres que apenas se pueden excusar con las lesiones, que las han tenido y las tienen los dos. Pero cuando uno pierde dos partidos seguidos fuera y el otro pierde cuatro puntos en dos encuentros, es que algo falla.
Las circunstancias son las que son y la bajas de Messi e Iniesta han acentuado el trasvase del Barça hacia el contragolpe. Luis Enrique ya exploró este camino la temporada pasada y le salió fenomenal, Pero, claro, con Messi, Iniesta, Pedro... y Xavi, no nos olvidemos de Xavi, que cuando salía ponía el toque de calidad y ejercía de guardián del estilo genuino que el equipo se resistía a abandonar. Ahora, Luis Enrique se ha quedado huérfano de ‘tiquitacateros’, si me permiten la expresión, y el equipo lo nota. Sin control, el rival crea más ocasiones y ahí están los goles encajados. Todo debería solucionarse cuando vuelvan Messi e Iniesta y Arda Turan pueda jugar. Y si fichan a algún pelotero de los buenos, todavía mejor.
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Las circunstancias del Madrid son más de concepto. Con Benítez no podía esperarse otra cosa que un equipo más reservón en aras a conseguir más seguridad defensiva. Por ahí vienen los empates, han perdido pegada y cuesta más marcar y lo peor es que se dedican más a mantener un marcador a favor corto que a aumentarlo, como era seña de la casa. Así se les fueron dos puntos en el Calderón y se les irán más si Benítez sigue tan amarrategui y con cambios tan cagones como el de quitar a Benzema y poner a Kovacic.