Se nos ha ido Joan Barril, un maestro del periodismo de las pequeñas cosas, que estaría encantado con esta historia. A Joan no le gustaba especialmente el fútbol, pero si hubiera estado en el Vicente Calderón este fin de semana su prosa exquisita nos habría contado como nadie lo que nos mostraron las cámaras de "El día después" del Plus. Estando como están las cosas con la violencia en los estadios, a alguien se le ocurrió sustituir los asientos en mal estado susceptibles de ser lanzados al campo.
Las cámaras del Plus pillaron ese momento en el que un grupo de agentes de seguridad, el "Comando segurata colchonero", se dispusieron uno en cada fila de asientos para repasar la solidez de su anclaje a la grada. Uno de los agentes, el que parecía tener más mala leche, daba instrucciones de un dispositivo que se desplegó sólo dos horas antes del partido con sutileza: "¡vamos, coño, moviendo el bigote!". La voz en off se chotea con los primeros problemas "que hacer con tanta silla quitada" y con la solución "los operarios optan por lanzarlas hacia las gradas superiores". Lo hacen con un estilo dudoso y, en algunos casos, con un peligroso efecto boomerang puesto que la silla vuelve a su punto de partida. Al final, aparece el profesional de la sustitución, un tipo "capaz de avanzar por un graderío mojado con nueve asientos en su hombro y todas las herramientas en una bolsa de la compra", nos describe el video. ¡En una bolsa del súper! Vamos, un auténtico homenaje a Pepe Gotera y Otilio, chapuzas a domicilio.