El punto y final a una etapa y el inicio de una nueva siempre genera cierta dosis de incertidumbre. Más aún cuando hablamos del banquillo del Barça. Luis Enrique afronta su última semana como técnico blaugrana con la posibilidad de cerrar una era con un doblete o tener que conformarse con el sabor agridulce de ganar solo la Copa del Rey. Curiosamente, Guardiola dijo adiós solo con el título copero. ¿Se repetirá la misma historia? Caprichos del destino. En una semana también se desvelará el futuro de Ernesto Valverde, teóricamente el mejor situado para suplir a Lucho. Sea quien sea, la incertidumbre del culé reside en dos frentes: la necesidad de recuperar las señas de identidad del medio del campo del Barça y la de fichar un mejor fondo de armario, puesto que el pasado verano tan solo se dio en el clavo con Umtiti. ¿La clave? Acertar con el futuro relevo de Andrés Iniesta. Ese es el gran desafío de Robert Fernández.
La incertidumbre de las nuevas etapas
OPINIÓN
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