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Una hoja en blanco

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Joan Laporta, nuevo presidente del FC Barcelona / | FC Barcelona

El Barça ya puede avanzar. Y esa es la mejor noticia, porque despejada la incógnita el electoral, el club se puede centrar en lo que realmente importa en este sprint final de temporada: el terreno de juego. 

El socio ha decidido que Joan Laporta vuelva a la presidencia. Ha apostado por alguien familiarizado con la casa, una cara conocida, con experiencia pasada en la gestión y que conozca lo que se necesita. Durante la campaña el vencedor no ha entrado en muchos detalles sobre su proyecto deportivo, ha preferido respetar a los que ahora mismo están dentro luchando por el club en el día a día en un momento especialmente convulso. 

Posiblemente han podido más las ganas de ilusión que marcan los tiempos que corren, no solo en el fútbol. Y la época de Laporta, asociada a grandes éxitos deportivos del pasado, también ha ayudado a inclinar la balanza. Ese componente emocional de su campaña ha sensibilizado al socio.

Ahora llega un momento muy ansiado en Can Barça, recuperar la estabilidad a nivel institucional. Han sido tres meses de campaña que se nos han hecho excesivamente largos, con debates sobre proyectos en un momento inoportuno en lo deportivo, porque cualquier argumento sobre el entrenador o jugadores podía tener un efecto contraproducente en la plantilla. Siempre he defendido que esta convocatoria iba asociada al peor calendario posible, sin margen de maniobra para planificar el mercado de invierno y poco margen para el mercado de verano. 

Desde hoy es importante que el vestuario pueda centrarse solo y únicamente en esta recta final de temporada sin ruido exterior. Más si cabe en un momento ilusionante, con una final de Copa del Rey en el horizonte y la posibilidad de seguir peleando por la Liga. Los jugadores están dando un ejemplo de unión y esfuerzo encomiable. Y por eso hay que evitar cualquier rumor que pueda desestabilizar en un momento inesperadamente favorable en lo deportivo a estas alturas de temporada. Cualquier titular sobre fichajes o salidas no solo afectaría a la plantilla, tampoco favorecería la planificación, porque solo ayudaría a devaluar o encarecer jugadores. Ocurrió, sin ir más lejos, el verano pasado con la saga de Arthur Melo.

 

La reconstrucción de un nuevo Barça necesita un esfuerzo colectivo de puertas para dentro y también por parte del famoso entorno. Ahora toca escribir una página en blanco, despacio y con buena letra. Tampoco se parte de cero. Estamos hablando de un club que históricamente ha maravillado al mundo con su sello futbolístico. Pero es importante continuar ese camino con paso firme y sin turbulencias innecesarias.