El pronóstico del tiempo no es muy favorable para Koeman. Parece que los nubarrones ya están muy encima del técnico holandés y ayer no quiso salir a la calle para no mojarse. Se limitó a leer un comunicado, escueto y descriptivo para salvar la rueda de prensa previa al partido contra el Cádiz y dejó a los medios con la palabra en la boca.
Pero el que seguro que saldrá hoy, llueva o truene, es el Barça al Nuevo Mirandilla a jugar un partido en el que no solo está en juego la cabeza de Ronald Koeman, también está en juego el seguir enganchado a esta Liga desde el inicio y no perder comba a estas alturas de la temporada.
El papel de los jugadores en esta indefinición no es fácil, pero mientras Koeman siga siendo el técnico del Barça deben seguir al pie del cañón y no dejar su reacción en el campo en manos de un futuro entrenador que llegue a cantarles las cuarenta.
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El espíritu del “esto es lo que hay” no se puede adueñar de la plantilla y tienen que demostrar que son capaces de llevar el escudo en la camiseta y rendir con el nivel que se espera de ellos y se les paga por ello.