El mandato de Josep Lluís Núñez acabó de forma imprevista en 2000. Después de una serie de movimientos, al final Joan Gaspart se presentó a las elecciones con su propia candidatura. Gaspart me llamó un día y me comentó que quería que colaborase con él. Me pidió que hablase con Charly Rexach, que iba a ejercer de director deportivo. Nos reunimos en las oficinas de HUSA. Durante el encuentro surgió el nombre de Marc Overmars. Discutimos si existían opciones de que viniese y si podíamos anunciar su posible fichaje en caso de ganar las elecciones. Llorenç Serra Ferrer nos dijo que en el Arsenal jugaba también Emmanuel Petit. Se trataba de hablar con ellos para saber si estaban dispuestos a permitir que usáramos su nombre en la campaña y si al final ganábamos, negociar su fichaje.
Mi siguiente paso fue hablar con Rob Jansen, el representante de Overmars, al que conocía bien tras crear con otra gente la asociación europea de agentes. Le expliqué la situación y me dijo que no había problema. Me dijo que hablara con el agente de Petit, Jerome Anderson, y éste también me dio su visto bueno, así que anunciamos sus nombres durante las elecciones. Lo que no sé es si eso ayudó o no a la hora de ganarlas.
Una vez ganadas las elecciones, Gaspart me dijo de repente un martes que se marcha a Londres el jueves para fichar a Overmars y a Petit. Y me pidió que le acompañase. Pero yo le expliqué que si íbamos allí a cara descubierta nos iban a sacar los ojos. No fui con él. Llamé a Jansen para avisarle y le pedí que se acercase al club. Cuando Gaspart se presentó en Londres, lo sabía todo el mundo. En el avión incluso viajaron periodistas. Y a Gaspart no se le ocurrió otra cosa que decir que tenía que ser rápido porque al día siguiente por la mañana tenía vuelo para volver. El señor David Dein, que tenía experiencia y era muy vivo, no desaprovechó la ocasión.
Jansen me llamó. “Están locos”, me dijo. La Lazio acababa de ofrecer 1.500 millones –de pesetas– por Overmars y el Arsenal no había aceptado, pero él pensaba que por 2.000 se podía cerrar. Si le sumábamos otros 2.000 más por Petit, la operación podía salir por 4.000. Pues al final se cerró por ¡8.000 millones!
NOTICIAS RELACIONADAS
El Barça cometió dos graves errores. El primero fue ir de cara y a pecho descubierto a buscar dos jugadores a un club vendedor y el segundo fue que todo el mundo sabía que estaba en una situación de debilidad por la marcha de Figo al Madrid y que tenía 11.000 millones. Y por si no fuera poco, se presentó en Londres diciendo que me los quiero llevar sí o sí al día siguiente de regreso a Barcelona.