A 48 horas del cierre de mercado creo que es de recibo ponerle nota al trabajo de la secretaría técnica del Barça. Máxime cuando a 600 kilómetros se llenan la boca con grandes operaciones económicas que van a provocar colapsos en la Castellana para aplaudir a Vinicius en el Castilla y a Mariano y Courtois en el banquillo de suplentes blancos. Hace un año, el barcelonismo vivía el adiós de Neymar con dolor y rabia. A estas alturas de agosto de 2017, el pesimismo culé -eso también es ADN Barça- no se conformaba con la llegada de un Dembelé que, al poco tiempo, caía lesionado en su afán de demostrar. 365 días después y si no se produce un tsunami en las oficinas del F.B.Barcelona, el club azulgrana aprobará con nota alta en lo que a entradas, salidas y caja se refiere. En Can Barça puede que sigan haciendo las fotocopias en blanco y negro pero nadie les puede negar los resultados, el esfuerzo y el trabajo silencioso desde hace meses (a Robert Fernández también hay que reconocerle su parte) que ha fructificado en una plantilla, sino perfecta, sí loable.
No habrá fax que impida la llegada de un Arturo Vidal hambriento de Champions y sobrado de antimadridismo, ni favorezca la salida de una ‘vaca sagrada’ de este vestuario como es Rakitic. Tras un Mundial espectacular y un rendimiento brutal en los años que lleva en el club, el ‘Rubio’ seguirá sumando porque él y Valverde así lo han querido y porque ‘la pela’ no ha sido ‘la pela’. La apuesta por la cantera, sin ser para tirar cohetes, apunta maneras. Samper, Aleñá, Miranda o Munir tendrán, probablemente, pocos minutos pero ahí están. Nadie les ha etiquetado como ‘estrellas’ ni se pretende que levanten un estadio de 90.000 almas. Otros, en cambio, han aprovechado el trabajo del Sevilla para repescar a un Mariano del que se han acordado como de Santa Bárbara: cuando llueve. Que rime con Cristiano no es sólo una anécdota. La fotocopia en blanco y negro nos la van a vender en color. Atentos.