Más que una Copa, esto es un copazo. Un titulazo que hay que valorar en toda su dimensión por el partido épico de un Barça que tuvo que aguantar una hora con diez jugadores por la expulsión de Mascherano y luego remató cuando la roja que vio Banega en la prolongación de los noventa minutos volvió a igualar las fuerzas. Ya dijo Luis Enrique que tocaría sufrir y, precisamente, en la capacidad de sufrimiento que tuvieron los jugadores estuvo el título. Ayer todos se pusieron el mono de trabajo. Excelentes Piqué y Mathieu, que taparon todas las vías de agua cuando más fuerte se sentía el Sevilla. Excelente, también, Neymar, que retrasó su posición para ayudar en el centro del campo y picó piedra como el que más y, además, le quedaron fuerzas para romper por su banda, como en la jugada en la que se iba solo y provocó la expulsión de Banega. Y excelentísimos Messi e Iniesta, que se cargaron al equipo a la espalda, Andrés en el control y Leo, en la dirección. Ambos supieron marcar el tempo del juego del equipo, que no era fácil cuando estaban en inferioridad, y de los pies de messi salieron los dos pases de gol a Alba y Neymar que decidieron el partido. En definitiva, fue una final que hubo que jugar al 200 por ciento y no podemos por menos que estar orgullosos de estos jugadores que se sobrepusieron a todas las adversidades, la lesión de Suárez fue una complicación más, y a un árbitro que permitió demasiado a los jugadores del Sevilla, que presionando al límite del reglamento no vieron la primera tarjeta amarilla hasta el minuto 72. Un gran doblete para un gran Barça.
Más que una Copa, un Copazo
OPINIÓN
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