En este Barça en construcción, en el que la mayor parte de sus futbolistas de futuro son chavales, el trabajo psicológico de Xavi Hernández es tan importante como la labor técnica. La exigencia es tan grande y la camiseta pesa tanto, que muchas veces olvidamos que Gavi e Ilias tienen 17 años; Balde, 18; Ansu Fati y Pedri (los ‘consagrados’), 19; Nico y Abde, 20; Sergiño, Eric y Ferran, 21; Mingueza, Riqui Puig y Araujo (los ‘veteranos’), 22...
La mayoría atesoran un enorme talento, pero lógicamente necesitan un tiempo para cuajar y consolidarse en la élite. Cada uno tiene su proceso de maduración que, además, esta temporada está condicionado por la crítica situación deportiva.
Volver a creer
Las lágrimas de Ferran Torres al finalizar el Barça-Nápoles reflejan su ambición y competitividad, pero también la presión que soportan todos ellos sobre sus espaldas. Memphis (8) y Ansu Fati (5), ambos lesionados, llevan tantos goles como Luuk de Jong (5) Ferran (2), Braithwaite (2), Jutglà (2), Dembélé (1), Abde (1), Aubameyang (0) y Adama (0) juntos.
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El equipo necesita pólvora y en el caso de Ferran, ha llegado al Camp Nou con la (merecida) vitola de crack y goleador, pero recuperándose de una lesión. Se autoexige rendimiento inmediato tras ponerse a punto a marchas forzadas. Xavi, con su ‘fe ciega’, le está diciendo: ‘juega y disfruta’. A Ferran solo le falta volver a confiar en sí mismo y el gol llegará.