Ha pasado casi un mes y medio (7 de mayo) desde que el Barça cayó eliminado con estrépito en la Champions. Una goleada en manos del Liverpool que puso en evidencia las limitaciones de la plantilla. Hace ya 22 días (25 de mayo) que Messi y compañía perdieron la final de Copa en Sevilla. La derrota ante el Valencia significó una batería de críticas a Valverde que cuestionaban su capacidad para continuar en el banquillo del Camp Nou. Dos derrotas duras, dos batacazos importantes que han dejado mal recuerdo de la temporada aunque se ganara la Liga. Y en este largo periodo de desencanto, frustración y disgusto, el silencio de la directiva es tan incomprensible como contraproducente. Ninguna autocrítica, ninguna explicación, ningún discurso de confianza de cara al futuro.
Bartomeu ha elegido la mala táctica de dejar que los problemas se enfríen con la esperanza de que se solucionen solos. Esta praxis en el fútbol no da buenos resultados. Las cosas que no funcionan solo se arreglan tomando decisiones y ejecutándolas. De lo contrario, los socios comienzan a pensar que no hay estrategia de futuro para potenciar un equipo que ha dado muestras que necesita una renovación profunda. Nadie sabe quién manda de verdad en la dirección deportiva, quién toma las decisiones, con qué argumentos se ha decidido ratificar la continuidad del entrenador.
Falta un discurso deportivo creíble, una línea coherente de actuación en la secretaria técnica que evite que promesas formadas en la cantera como el japonés Kubo, acaben fichando por el Madrid. Falta liderazgo y credibilidad. Se repite la historia de Marco Asensio, el Barça lo dejó escapar en el 2014 por un millón de euros. Pasa lo que pasa porque Valverde manda lo justo. La opinión de Messi es escuchada y temida. Bartomeu se esconde en un silencio que no le beneficia. Era lógico que en caliente no se tomara ninguna decisión, pero es ilógico que pasen los días y todo siga igual. Esto crea desconcierto entre los culés. Hay más rumores que realidades. Pep Segura es un teórico del ‘power point’ pero no tiene reconocimiento en el mundo del fútbol. Abidal tiene cargo pero su responsabilidad ha quedado tocada por la falta de compromiso de su compatriota Dembelé.
Mientras tanto, Messi, Luis Suárez, Coutinho, Arthur y Vidal compiten en la Copa América alargando la temporada en beneficio de sus selecciones. Tal como pintas las cosas, el Barça volverá a los entrenamientos sin cerrar la plantilla y con pocos efectivos por los compromisos internacionales. Valverde ha pedido refuerzos de verdad, jugadores para ser titulares. Las noticias que llegan del entorno de De Ligt son pesimistas y tampoco hay que descartar que Semedo se vaya. Mientras el Madrid ha entrado en una espiral de fichajes notable para evitar una liga tan calamitosa como la pasada, el Barça está obligado a rejuvenecer la plantilla y dar mayor protagonismo a la cantera.
Está demostrado que con Messi no es suficiente. Valverde tiene que hacer punto y aparte. La inercia del pasado está agotada. Toca iniciar un proyecto donde el equipo sea mas importante que las individualidades, donde Leo sea el director de orquesta pero no tenga la obligación de ganar él solo los partidos.
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