Susto en el cuerpo para empezar. Salida arrolladora del Liverpool, como era previsible, e inicio dubitativo del Barça. El resultado fue el 1-0. En esta ocasión, lo más destacado fue la capacidad de reacción del conjunto de Valverde. Lo primero, lo fundamental, fue que el Barça se reencontró con el balón y a partir de ahí empezó a inquietar los dominios del Liverpool. En la primera mitad llegó a generar hasta cinco ocasiones notables de gol. Dos nombres propios también a destacar en estos 45 minutos: Jordi Alba y un error suyo causaron el 1-0. Sin embargo, el lateral estuvo a la altura de las circunstancias, se sobrepuso y acabó siendo un puñal fundamental por banda izquierda en los minutos finales. El otro protagonista fue Arturo Vidal, quien demostró sentirse muy cómodo en un partido con tensión, físico y con innumerables forcejeos.
Debacle absoluta
Y cuando parecía que el Barça había aprendido la lección... llegó el desastre total. Una vez más, otro error de Alba al disputar un balón sin tensión... y el segundo gol del Liverpool que le devolvía la fe y la vida. Pero puestos a señalar los errores, lo del 4-0 es del todo injustificable. Ni en partidos de alevines se puede ver semejante desconexión y falta de atención. Unos errores que acabaron con una condena brutal.
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Es hora de reflexionar y extraer conclusiones. De entrada, pedir que este KO histórico se refleje en medidas de cara al futuro. Y segundo, valorar si repetir el mismo equipo que tuvo la suerte de cara en el Camp Nou fue un acierto o bien merecía algún que otro retoque. Igual el 3-0 de la ida fue ficticio y no se encontraron los antídotos para corregir los apuros del equipo.