Opinión

Emilio Pérez de Rozas, el antibarcelonismo y un debate necesario

Lluís Carrasco y Emilio Pérez de Rozas como tertulianos en La posesión junto a David Bernabeu / SPORT.ES

El pasado lunes, en el podcast de Sport “La posesión”, pudimos escuchar un debate intenso e interesante entre Lluís Carrasco y Emilio Pérez de Rozas, moderado por David Bernabéu, sobre la gestión del Barça. Tras finalizar ese intercambio de ideas hubo la reacción habitual en redes sociales, donde algunas personas acusaban de antibarcelonista a Emilio y, aún más absurdo, al diario por permitir que alguien pusiese en duda la gestión de Laporta en uno de sus espacios.

Si algo he aprendido en este primer año escribiendo sobre fútbol, es que hay más dogmáticos en este sector que en cualquier otro, que el hooliganismo y la adoración a ciertas personas traspasan cualquier lógica aceptable. Siempre he creído que en lo puramente futbolístico, en lo que implica el juego, la exaltación y la provocación son no solo divertidas, si no necesarias: son parte fundamental del espectáculo.

Fuera de esto, en los temas de despachos, caer en doctrinas absolutistas es signo de insensatez. Y con el tema de la gestión queda demostrada esta teoría. Que ahora el equipo esté obteniendo buenos resultados no significa que uno no pueda poner en duda el manejo del club, al contrario, hacerlo cuando estos no son buenos y dejarlo de hacer cuando las cosas van bien, es simplificar el problema y ser un oportunista, que es lo mismo, como diría Sartre, que tener mala fe. De la misma manera, los repartidores de carnets barcelonistas que acusan a ciertos aficionados y socios de señalar solo lo negativo del Barça eludiendo los males ajenos, también se equivocan; se puede denunciar o poner en duda lo que pasa en tu propia casa al mismo tiempo que se hace con lo que ocurre en otra.

Quede dicho, el análisis de la problemática de gestión del FC Barcelona de la que habla Emilio y de la cual estoy completamente de acuerdo, nada tiene que ver con negar o silenciar los problemas que tienen en Madrid. Aquí no suenan teléfonos para decidir lo que se puede y no decir en los medios como pasa en ciertas redacciones de la capital ni tampoco el presidente manda más que los consellers de turno. Lo que sí que ocurre en Can Barça es que hace años que estamos inmersos en un mal manejo por parte de los dirigentes que comandan este barco; desde el despropósito de Bartomeu hasta el despropósito de Laporta, el cual sigue escudándose en las promesas falsas a la espera de que el azar esté de su lado y rodeándose de amigos que le siguen la corriente. En una de las instituciones más importantes de Catalunya, el amiguismo, como la mentira, tiene las patas cortas. O al menos así debería ser.

Algunos de los capítulos vividos estos últimos años han sido suficientes para que se pidiese la dimisión del presidente, la última, en el sketch berlanganiano de Xavier Sala i Martin escondido en las oficinas del club para poder hacer propaganda amiguista -laportista- sin que se cortará la señal de internet. Un ridículo espantoso que un club como el Barça no merece. Pero el fútbol es así, cuando los resultados son buenos olvidamos por completo lo que hacen los dirigentes, o aún peor, nos da igual. Y claro que lo más importante es ganar, y si se hace jugando como lo está haciendo este equipo repleto de jóvenes estrellas salidas de La Masia, aún lo es más.

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Pero no olvidemos que si ignoramos como se gestiona el club en las épocas que en el campo las cosas salen bien y solo nos acordamos cuando las cosas no marchan como deseamos, estamos destinados a que más pronto que tarde volvamos a estar metidos en crisis institucionales que no merecemos. Que cada quien piense lo que le plazca, y aunque a muchos les parezca de antibarcelonista hablar sobre estos temas, este debate, que debe de ser constante, es un debate necesario si realmente queremos seguir siendo lo que somos, més que un club

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